Los Gobiernos de La Rioja y el País Vasco dialogarán para poner fin a la crisis sanitaria

l. r. redacción / la voz

ESPAÑA

Los consejeros del ramo de ambas comunidades anunciaron que iniciarán «de forma inmediata» conversaciones para tratar de hallar una solución

18 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La cordura podría regresar al conflicto sanitario que enfrenta a los Gobiernos de La Rioja y del País Vasco casi una semana después de que el primero decidiese que su servicio de salud no iba a prestar asistencia a los varios miles de vecinos de La Rioja alavesa que tienen que cruzar la frontera autonómica para acudir al médico y al especialista. Ayer, los consejeros del ramo de ambas comunidades, el riojano José Ignacio Nieto y el vasco Rafael Bengoa, tras una llamada telefónica del segundo, anunciaron que iniciarán «de forma inmediata» conversaciones para tratar de hallar una solución que ponga fina a la crisis sanitaria que afecta a más de 8.000 pacientes de municipios alaveses limítrofes (como Oión, Elciego o Laguardia). Poco antes, el presidente riojano, Pedro Sanz (PP), había advertido que quien desease recibir en La Rioja atención primaria y especializada, que es competencia de cada comunidad, «la tendrá que pedir y acordar» y, si no, «mientras tanto, no habrá nada». A ello había replicado la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, que aseguró tajante que La Rioja, como cualquier otra región, «está obligada» a prestar asistencia tanto a los ciudadanos propios como a los llegados de otras comunidades. Así, recordó Pajín que, entre otros fines, para cubrir situaciones como esta, existe un fondo de cohesión de la Administración central que reciben las autonómicas.

La Rioja había exigido al Ejecutivo de Patxi López una compensación de 7 millones de euros para poder seguir asumiendo esa labor. La diferencia estriba en que en vez de desplazarse 70 kilómetros hasta un hospital en Vitoria se mueven solo cinco, los que los separan de Logroño. El servicio de salud vasco, sin embargo, sigue dando asistencia desinteresada a unos 3.000 riojanos, número que asciende a 14.000 si se suman los que proceden de Cantabria, Burgos y Navarra. El Ejecutivo vasco cree que Sanz está haciendo un uso electoral de esta medida tomada unilateralmente contra la comunidad vecina y usando a los riojanos alaveses como «moneda de cambio».

Mientras, el alcalde de Oión (Álava), Rubén Garrido (PP), dijo ayer a Efe que «esperaba bastante más a nivel político y personal» de su correligionario el presidente riojano. Garrido hizo estas declaraciones en el lugar donde permanece en huelga de hambre desde el pasado miércoles, frente a la sede de la presidencia riojana.