Duran i Lleida plantea la desaparición del Senado por ser prescindible
10 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Los efectos de la crisis económica y el alcance de sus consecuencias parecen no tener fin por ahora. Superada la fase del recorte en el gasto corriente y la de la supresión de altos cargos y empresas públicas, llega la hora de la eliminación directa de instituciones. La primera en tomar esa vía ha sido una vez más la presidenta de Castilla-La Mancha, la popular María Dolores de Cospedal, que ha asumido el papel de precursora de las duras medidas de ajuste en las comunidades gobernadas por el PP. La desaparición de la figura del Defensor del Pueblo de Castilla-La Mancha y del Consejo Económico y Social (CES) de esta comunidad estaba anunciada y ayer se consumó al publicarse su extinción en el diario oficial autonómico. El Gobierno regional justifica la supresión del Defensor del Pueblo en el marco del plan de ahorro emprendido en la comunidad con mayor tasa de déficit de España y por considerar prescindible la institución, ya que existe una figura igual de ámbito estatal y con idéntico cometido. Respecto al CES, se entiende que el trabajo de asesoramiento puede ser realizado por otras instituciones, como el Observatorio Regional del Mercado. Estas medidas permitirán, según el Ejecutivo castellanomanchego, salvaguardar otras instituciones que sí son «absolutamente imprescindibles». El ahorro anual previsto con la eliminación del Defensor del Pueblo y del CES es de tres millones de euros. Todas las quejas que se dirijan a partir de ahora al defensor de Castilla-La Mancha serán desviadas al Defensor del Pueblo estatal.
Reformar el Senado o cerrarlo
Pero el debate en torno a la posibilidad de suprimir instituciones que se consideran prescindibles para hacer frente a la crisis amenaza con ir mucho más lejos. El líder de Unió Democràtica de Catalunya, Josep Antoni Duran i Lleida, portavoz en el Congreso de CiU, la tercera fuerza política en número de escaños, plantea en su carta semanal a los militantes de su partido la desaparición del Senado si no existe una verdadera voluntad de reformar su funcionamiento para convertirlo en auténtica Cámara territorial. A su juicio, tal y como está concebida hoy, la Cámara alta «no es útil y, por tanto, es perfectamente y necesariamente prescindible». «O el Senado se reforma y se le da utilidad, o lo que es necesario es reformar la Constitución y cerrar el Senado. Así de claro», asegura.
El líder de Unió aprovecha la polémica surgida en torno al alto coste de los retratos de exparlamentarios que ha comprado el Senado para cargar contra una Cámara cuyo funcionamiento considera errático. «La sociedad se plantea cada vez más la necesidad o no del Senado. Creo que ha llegado la hora de plantearnos definitivamente la utilidad del Senado», concluye Duran i Lleida, que recuerda a Rajoy que en su día apoyó la propuesta de reforma de la Cámara alta presentada por CiU.