Aunque la del lendakari Patxi López fue una de las primeras peticiones de reunión que Mariano Rajoy tuvo sobre la mesa nada más proclamarse vencedor en las generales del 20-N, la cita de mañana en la Moncloa no podía ser más oportuna. El presidente del Gobierno y su homólogo autonómico en el País Vasco se verán solo tres días después de que sus responsables de Interior respectivos, Jorge Fernández Díaz y Rodolfo Ares, dejaran ver sus discrepancias con respecto a la posibilidad de acercamiento de presos y el papel de la izquierda abertzale en el proceso abierto tras la declaración del cese de la actividad armada de ETA, y hasta sobre la existencia o no del propio proceso. Fernández Díaz insistió en que ETA sigue viva y rearmándose, y desde el PSE se habló de que el ministro generaba un alarmismo innecesario. Rajoy y López tratarán en la Moncloa la situación creada con el abandono definitivo de la actividad violenta por parte de la banda, y el lendakari mantendrá la necesidad de flexibilizar de forma consensuada las políticas penitenciarias y facilitar un «acercamiento progresivo» de los etarras a cárceles próximas al País Vasco, siempre que favorezca su reinserción social.
Entretanto, el director general de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó, insistió ayer en las tesis del ministro y aseguró que la amenaza terrorista persiste y que las recientes detenciones en Francia así lo confirman.