El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gardón, en su intervención, presentó el nombramiento como un paso más en el camino hacia la separación de los poderes del Estado
31 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.El escenario del salón de plenos del Tribunal Supremo, que hoy acogerá la reanudación del juicio contra Garzón por la causa de los crímenes del franquismo, tuvo que ser desmontado ayer provisionalmente para acoger el acto institucional de la toma de posesión del fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce.
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gardón, en su intervención, presentó el nombramiento como un paso más en el camino hacia la separación de los poderes del Estado. «Creo, por lo tanto, y puedo comprometer en nombre del Gobierno -dijo- que hoy hemos dado un paso más de los muchos que vamos a dar esta legislatura para garantizar la absoluta separación de los poderes del Estado, la independencia del Poder Judicial y la actuación profesional y autónoma del Ministerio Fiscal».
La independencia fue también una de las cualidades del nuevo fiscal general que resaltó el presidente del Supremo, Carlos Dívar, en su discurso ante un salón abarrotado de autoridades judiciales y políticas, entre las que se contaban el antecesor en la Fiscalía, Cándido Conde-Pumpido, y las presidentas de las comunidades autónomas de Madrid y Castilla-La Mancha. Entre los asistentes civiles no faltó el amigo de Torres-Dulce, José Luis Garci, en cuyos programas televisivos sobre cine era contertulio habitual.
Horas antes, el nuevo fiscal general había jurado su cargo ante el rey en la Zarzuela.