España dirigirá «ataques quirúrgicos» contra las bases piratas en Somalia

Colpisa

ESPAÑA

La Operación Atalanta usará la fuerza naval y aérea para eliminar centros logísticos en tierra

20 mar 2012 . Actualizado a las 21:49 h.

La reunión que celebrarán este jueves en Bruselas los ministros de Exteriores y Defensa de la Unión Europea ultimará la nueva estrategia de la Operación Atalanta contra la piratería en aguas del Índico. La misión aeronaval que comandan Francia y España desde el 2008 entra en otra dimensión después de que el Gobierno Federal de Transición de Somalia haya aceptado que los aliados amplíen el uso de la fuerza a zonas terrestres del país. Se trataría de llevar a cabo «ataques quirúrgicos» aéreos y navales contra las bases costeras de los piratas para limitar su acción, según fuentes militares.

El objetivo sería bombardear los centros logísticos, los esquifes sin tripulación y los depósitos de combustible que se encuentran en las inmediaciones de las playas desde donde salen las barcazas. Todo ello con una premisa fundamental: evitar que se produzcan «daños colaterales», es decir, víctimas civiles, y no poner en riesgo al personal militar de la Operación Atalanta que participe en estas operaciones ofensivas.

El consejo de ministros europeos de este jueves tiene que elegir, además, al mando encargado de dirigir estas acciones terrestres. Lo normal es que sea el actual jefe operativo de la Fuerza Naval de la Unión Europea en el Índico, el contraalmirante español Jorge Manso, quien asuma el encargo. Una estrategia que incluye la organización de los medios navales y aéreos de la misión (España contribuye con dos buques y un avión), la planificación de los ataques y el control del espacio aéreo somalí.

Sería, en suma, una especie de operación como la que la OTAN llevó a cabo en Libia, pero a pequeña escala. Allí los aliados, entre ellos España, apoyaron militarmente el cierre del espacio aéreo libio y tres países, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, lideraron los ataques contra las baterías antiaéreas del ejército oficialista del coronel Gadafi. El resultado fue un rotundo éxito, según valoran con perspectiva desde la Alianza Atlántica.

En el caso de Operación Atalanta, los aliados europeos siempre han tenido claro que la solución para erradicar la piratería no estaba en el mar sino en tierra, de ahí el paso de gigante que pretende dar ahora la misión para limitar la acción de los piratas. Una amenaza que pese a disminuir en el último año sigue presente. Cercadas por las fragatas de guerra y los aviones de vigilancia, estas bandas han extendido con el tiempo el radio de sus ataques hasta alcanzar países limítrofes como Kenia, Yemen o Tanzania. Han sofisticados sus armas y los medios marítimos (cuentan con lanchas de gran potencia adquiridas con los beneficios obtenidos por los rescates de rehenes) y han ampliado sus clásicos bastiones del centro de Somalia al norte, hasta alcanzar el estratégico cuerno de África, punto de paso de miles de buques mercantes al año.

El primer paso del nuevo «enfoque integral» de la misión fue la formación de militares somalíes, a lo que contribuye activamente el Ejército de Tierra español en los campos de entrenamiento de Uganda. Posteriormente llegó la idea de crear un cuerpo de guardacostas en Somalia y otros países vecinos como Yemen, Yibuti, Kenia o Seychelles. Y ahora las operaciones aeronavales contra las bases piratas.

La Organización Marítima Internacional señala que en el 2011 se produjeron 237 ataques piratas contra 219 del año anterior. Este leve aumento contrasta con la efectividad de los asaltos que acabaron con rehenes: sólo el 12% del total frente al 50% del año 2008, por ejemplo. En la actualidad hay ocho barcos secuestrados y 219 rehenes, entre ellos las dos cooperantes españolas de Médicos Sin Fronteras, Blanca Thiebaut y Montserrat Serra, secuestradas en octubre pasado en un campo de refugiados de Kenia próximo a Somalia.