Los invitados vivieron la celebración alejados de los ciudadanos

a. m. madrid / colpisa

ESPAÑA

20 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Calles engalanadas y grupos de gaditanos vestidos con trajes típicos de 1812. Pese a ello, la conmemoración de la Constitución de Cádiz, que entre otros preceptos consagró la libertad de prensa, resultó un tanto descafeinada. De hecho, los periodistas acreditados no pudieron conversar con los asistentes y ni siquiera acercarse al lugar donde los oradores ofrecieron sus discursos.

El oratorio de San Felipe Neri fue durante dos horas una especie de búnker al que solo podían acceder los invitados, que vivieron esta fiesta alejados de los ciudadanos, en una puesta en escena esquiva con el espíritu de la Constitución de 1812.

Los reyes descubrieron una placa conmemorativa, tras ser recibidos por Rajoy; Posada; el presidente del Senado, Pío García-Escudero; el presidente del Constitucional, Pascual Sala; el del Supremo y el Poder Judicial, Carlos Dívar; el presidente de la Junta, José Antonio Griñán; la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez. Dentro aguardaba el Gobierno en pleno (solo faltó Miguel Arias Cañete, de viaje oficial en Bruselas en una cumbre de Agricultura) y el líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba. Tampoco se perdió la cita la líder de UPyD, Rosa Díez, flanqueada por parte de su grupo. Sin embargo, los portavoces de CiU, PNV e IU, y los representantes del BNG y demás formaciones del Grupo Mixto, dieron plantón a la Pepa, precursora de la Constitución de 1978.