Como en esos equipos de fútbol con malos resultados, en el PSOE, y también en el PP, andan mirando al banquillo por si se necesitan sustituciones
28 oct 2012 . Actualizado a las 06:00 h.Como en esos equipos de fútbol con malos resultados, en el PSOE, y también en el PP, andan mirando al banquillo por si se necesitan sustituciones. Especialmente los socialistas, claro, que encadenan una derrota en las generales y retrocesos significativos en Galicia y Pais Vasco. Aún le queda el trago de Cataluña, aunque el candidato, Pere Navarro, pelee con valentía por clarificar «las dos almas del PSC» y por desmontar la quimera de Artur Mas que promete menos impuestos a los empresarios si hay independencia. «Acabaremos con una Cataluña intervenida», ha dicho Navarro, aunque no se sabe por quien, porque, de momento, la independencia solo es posible fuera de la Unión Europea.
Por mas que Ramón Jáuregui defienda a Rubalcaba pero destacando que «el PSOE tiene un banquillo potente», al actual secretario general le mueven la silla. Hace unos meses en el Congreso de Sevilla la consigna de los críticos era «rejuvenecer la dirección del partido» apoyando a Carme Chacón, pero ya se ve que se trataba simplemente de echar a Rubalcaba. La prueba es que ahora se dan pasos para que el candidato contra Rajoy sea el presidente andaluz Griñán, mayor en edad que Rubalcaba. En Sevilla, la pasada semana hubo un cumbre de los responsables de los aparatos socialistas andaluz y valenciano -las dos principales federaciones- y se estima que ahí se pudo acordar que a las primarias del PSOE concurriera Griñán, que se deja querer, y que admitió en la SER que «ya se verá en su momento». Otros, como Barreda, que también apoyó a Chacón, piden primarias cuanto antes. La traca se encenderá después de las catalanas del 25 de noviembre.
Si el banquillo es Griñán, anda bien el PSOE. Menos mal que el ex lendakari Patxi López, quedará en disposición de concurrir a primarias. No es su proyecto y solo lo hará si Rubalcaba da un paso atrás, pero al final, por más que vuelvan a sonar los nombres del alcalde de Toledo García Page y del madrileño Tomás Gómez, más por juventud que por otro mérito, en el PSOE todo queda en un triángulo con Rubalcaba en el vértice superior y Griñán y Patxi López en los dos de la base. Poco banquillo.
Entretanto en el PP, cuyos pensamientos sobre relevos son más discretos, como corresponde a quien gobierna, destaca Alberto Núñez Feijoo, impulsado por su segunda victoria en Galicia. Hay una parte de éxito personal en ese resultado por encima de la marca de su partido. Ahí siempre estará Alberto Ruiz Gallardón y, a distancia, María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría.
Pero esos problemas en el PP quedan lejos. Rajoy acaba de empezar y, a pesar de las dificultades, con la inestimable ayuda de los socialistas, es más probable que hoy le queden siete años que tres. Con todo, el PP tiene una promoción de jóvenes valores que habrá que tener en cuenta en el futuro. Aún con resultados adversos, el vasco Antonio Basagoiti, es un personaje. En Valencia no hay que perder de vista a Fabra al que le ha tocado ordenar el desastre Camps y en Cataluña el PP cuenta, por suerte, con la brillante Alicia Sánchez Camacho. Es fácil ser líder popular en cualquier lugar de España, pero en el Pais Vasco y Cataluña desde luego que no. La candidata catalana tuvo coraje el otro día para desmarcarse de Aznar y su «recentralización de España» y para plantar cara a Mas advirtiéndole cada día que «hay una Cataluña silenciosa que no habla pero que disiente de su proyecto independentista». Ya ven: a diferencia del PSOE, el PP tiene banquillo aunque no lo necesite.
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