CiU reconoce que tendrá que gobernar con apoyos externos y anuncia que no citará al PP en la ronda de negociaciones
27 nov 2012 . Actualizado a las 04:55 h.Sin tiempo casi para digerir el severo batacazo electoral, Artur Mas asumió ayer su nueva situación y admitió que a partir de ahora tendrá que gobernar «acompañado» porque así lo han querido los catalanes. Pero no tendrá fácil buscar una pareja que le garantice una salida viable en términos políticos y económicos. El líder de CiU, que descartó cualquier posibilidad de dimitir, pretende que su pérdida de apoyos obligue a otras formaciones a asumir «una parte de responsabilidad».
«No asumiremos la responsabilidad de forma total, solo parcial», aseguró el líder de CiU, que añadió que su partido estará «al frente de este liderazgo, pero acompañados, no solos». El socio de Mas y líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, admitió también que se enfrentan a un «mapa político complicado, fragmentado» y que aunque el resultado electoral no es el esperado tendrán que aceptar «lo que ha sido la voluntad del pueblo, expresada en las urnas».
El cortejo para buscar pareja no ha hecho más que comenzar, pero Mas dejó entrever ayer que se inclina por buscar el apoyo de ERC, aunque tratando de rebajar el ímpetu independentista. Preguntado sobre si aparcará el referendo soberanista a la vista de los resultados, contestó que no. «La consulta tiene que ir para delante, irá adelante», señaló aunque empezó a poner en duda que se lleve a cabo durante su mandato. «Es bastante posible que el referendo se produzca en los próximos cuatro años», se limitó a decir.
Soberanismo o recortes
Mas sabe que tiene muy difícil cuadrar el sudoku de formar un Gobierno que le permita seguir adelante con su plan soberanista y a la vez aprobar unos Presupuestos restrictivos en lo económico. Con ERC sumaría 71 escaños y podría seguir con sus planes de convocar un referendo, pero no aprobar un duro ajuste económico para cumplir con el déficit. Con el PP alcanzaría 69 escaños, uno mas de la mayoría absoluta, y podría aprobar las reformas necesarias, pero solo a cambio de renunciar a la consulta soberanista y a un Estado catalán. Y con el PSC, tercera opción, tendría 70 escaños, pero los socialistas, que ya dejaron claro ayer que no apoyarán a CiU, no aprueban ni los recortes ni un referendo sin la autorización del Gobierno. Conscientes de que su futuro político pasa por la complicada tarea de convencer a ERC de que acepte unos recortes económicos y sociales que la formación independentista ha criticado duramente estos dos años, los dirigentes de CiU no quisieron cerrarse ayer ninguna vía para seguir gobernando.