Pamplonés de 47 años, Santiago Cervera es un político diferente, heterodoxo, moderno, liberal, peleón y que iba prácticamente por libre en el PP. No pertenece a ninguna familia, tiene una relación tirante con De Cospedal pero goza del aprecio de Rajoy. Esa falta de apoyos internos es la causa de que la dirección del partido, con la secretaria general al frente, lo haya dejado caer sin defenderlo, algo que contrasta con otros implicados en casos de corrupción. Muy activo en las redes sociales, tiene un blog y es un tuitero que no rehúye la polémica. También discutía con los miembros de su propio grupo parlamentarios reacios a los cambios y las nuevas tecnologías.
Médico de profesión, entró en política en las filas de la Unión del Pueblo Navarro (UPN). Con 23 años de edad ya era concejal del Ayuntamiento de Pamplona. En 1998 dio el salto a la política regional como consejero de Salud navarro (1999-2003). Allí fueron notorios sus enfrentamientos con el entonces presidente Miguel Sanz, que llegó a intervenir su departamento, según este por «desfases» presupuestarios, y según Cervera, por «infradotación» a su consejería. Se alejó de la política para regresar en el 2008 como diputado nacional tras encabezar la lista de la coalición UPN-PP. Ese mismo año fue artífice de la ruptura del acuerdo de colaboración que ambas formaciones habían mantenido durante 17 años. Luego contribuyó de forma decisiva a refundar el PP navarro, del que fue elegido presidente en diciembre del 2009. De nuevo dio un giro a su carrera política para regresar a Navarra como diputado foral en las elecciones de mayo del 2011. Pero Rajoy lo rescató para la política nacional al situarlo como número seis en la lista de Madrid. Su nombre sonó con fuerza para ocupar un cargo destacado en su Gobierno, pero finalmente fue colocado en la Mesa del Congreso. Ha presentado iniciativas para mejorar la transparencia y es firme defensor de la publicación de los gastos de viajes de los diputados y de la regulación de los lobbies que actúan en el Parlamento.