La decisión del juez Pablo Ruz de incorporar los papeles de Bárcenas como una pieza separada del caso Gürtel ha vuelto a situar en la actualidad política la presunta contabilidad irregular del PPdeG en la etapa de Manuel Fraga. Las anotaciones intervenidas a miembros de la trama Gürtel que reflejan una doble facturación y movimientos de dinero negro eran ya conocidas. Pero el hecho de que la Audiencia Nacional vincule esa contabilidad B con los papeles de Bárcenas pone el foco nacional en la etapa en la que Pablo Crespo, lugarteniente de Francisco Correa en Gürtel, era secretario de Organización del PPdeG.
Sin embargo, a diferencia de Rajoy, Feijoo no ha tenido que modificar su discurso ni hacer una comparecencia extraordinaria para negar los hechos. Su estrategia política frente a los casos Gürtel y Bárcenas ha sido siempre independiente de la que marca Génova. En cuanto salió a la luz la implicación de Crespo en el caso Gürtel, Feijoo, al contrario de lo que hizo la cúpula del PP con Bárcenas, eludió en todo momento comprometerse con la limpieza de las cuentas del PPdeG antes de que él llegara a la presidencia. Eso le ha costado enfrentamientos con dirigentes afines a Fraga, pero le ha evitado tener que estar reinventando el discurso continuamente, como le ha ocurrido a Rajoy, y le ha permitido mantener la iniciativa política.
El líder nacional del PP pasó de decir que nadie podría demostrar que Bárcenas era culpable a no nombrarlo siquiera. Y Feijoo, por el contrario, eludió desde un principio respaldar a nadie. Ni en Galicia ni en Madrid. Incluso en los momentos de mayor presión, se ha desmarcado de quienes en el PP pedían prudencia y ha exigido que se investigue a fondo en el partido caiga quien caiga. Esa insistencia en demostrar que se siente a salvo y que no le debe nada a nadie ha acabado por molestar a más de uno en Génova.