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El PP evita la polémica con Aguirre por sus nuevas críticas a Rajoy

ramón gorriarán MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Ignacio González coloca en la solapa de Aguirre la medalla de oro de la Comunidad de Madrid.
Ignacio González coloca en la solapa de Aguirre la medalla de oro de la Comunidad de Madrid. s. b. < / span>efe< / span>

La expresidenta afirma que le gusta «navegar con viento contrario»

03 may 2013 . Actualizado a las 11:47 h.

El PP prefirió no polemizar con Esperanza Aguirre un día después de que reprochara a Mariano Rajoy el incumplimiento del programa electoral y su escaso liberalismo económico. Los ministros y dirigentes que dieron la cara hicieron como que no habían leído sus opiniones ni escuchado sus palabras. No quisieron dar cuartos al pregonero en un momento difícil para el partido gubernamental tras las desastrosas cifras de paro y el negro panorama económico que prevé el Ejecutivo.

El vicesecretario de Estudios y Programas, Esteban González-Pons, fue el encargado por parte del PP de responder a Aguirre y pidió tiempo y comprensión. Tiempo porque «la legislatura no ha llegado ni a la mitad», hay que esperar a que surtan efecto las medidas tomadas y no se puede esperar que se resuelva en año y medio lo que «se estropeó» en dos legislaturas socialistas. Y comprensión porque si bien es cierto que «todos en el PP» quieren adelgazar la administración pública, hay «circunstancias» que impiden aplicar a rajatabla el programa electoral.

González-Pons señaló que es injusto que se acuse al Gobierno de Rajoy de no ser ambicioso en sus reformas del sector público cuando se han recortado 370.000 empleos. El secretario de Estudios exhibió esta cifra en respuesta a las acusaciones de Aguirre a Rajoy por no haberse atrevido a acometer «una reforma radical y sin precedentes de las administraciones públicas» para reducir el gasto público y, en cambio, haber optado por la vía del aumento de los impuestos para recortar el déficit, una reflexión escrita en su blog el martes que removió una vez más los cimientos del partido.

Aguirre llevaba en silencio desde que en febrero se filtrase el contenido de una reunión de la dirección el PP de Madrid en la que fue muy crítica con la gestión del caso Bárcenas por parte de la secretaria general, Dolores de Cospedal. Sus palabras levantaron una polvareda, pero solo merecieron el silencio de Rajoy. Una estrategia que ayer aplicaron el resto de los dirigentes. El ministro de Justicia y pareja de disputas de la expresidenta, Alberto Ruiz-Gallardón, sostuvo tras asistir a la recepción del Dos de Mayo, fiesta de la Comunidad de Madrid, que Aguirre «apoya» la política del Gobierno.

La propia expresidenta pareció en un primer momento desdecirse de sus comentarios y los atribuyó a su espíritu disidente. «Me gusta navegar con viento contrario», comentó en el mismo acto y a renglón seguido aseguró que «el presidente del Gobierno no se equivoca en nada, en absoluto». Pero dicho esto, Aguirre volvió a la casilla de partida e insistió en que el Ejecutivo tiene que «reducir, privatizar o suprimir» todos los servicios públicos que no tiene que prestar «necesariamente» el Estado.