El presidente de la Generalitat remitirá antes de finales de julio a Mariano Rajoy su solicitud formal y por escrito para que autorice la celebración de una consulta sobre la independencia de Cataluña. Artur Mas confirmó ayer que formalizará en las próximas semanas esa «petición solemne», con la que pretende abrir una «negociación» y transmitir al jefe del Ejecutivo su convicción de que la mayoría de la ciudadanía catalana se muestra a favor del derecho a decidir. Eso es lo que, a su juicio, quedó reflejado en el acto de constitución del pacto nacional en el que participaron el miércoles CiU, ERC, ICV y CUP y otras cuarenta instituciones, aunque no el PSC, ni, por supuesto, el PP y Ciutadans; tampoco la patronal catalana más importante, Foment del Treball.
«Es necesario e incluso relativamente urgente que la opinión del pueblo de Cataluña se exprese con libertad, pulcritud y radicalidad democrática», alegó Mas en un guiño hacia sus socios de Esquerra. La formación independentista está inquieta después de que el jefe del Gobierno catalán diera a entender hace quince días que podría aplazar el referendo del 2014 al 2016. Y ahora se ve obligado a hacer equilibrios.
Aunque el Ejecutivo autónomo es consciente de que el acuerdo con Rajoy es casi imposible, no descarta el éxito. El consejero de la Presidencia, Francesc Homs, tiró de hemeroteca para recordar reclamaciones que parecían imposibles y que, tras duras negociaciones, son una realidad, como la creación de TV-3 o el traspaso de las competencias de tráfico a los Mossos d?Esquadra. «Empezaron diciendo que no y al final logramos lo que pedíamos», dijo.
El futuro de Duran en CiU
Las próximas semanas se prevén intensas en el seno de CiU y en el Gobierno catalán. Mas comparecerá en el Parlamento (el 31 de julio) para dar explicaciones sobre el caso Palau y Josep Antoni Duran i Lleida (Unió) se comprometió a despejar antes de las vacaciones su futuro en la federación, lo que podría repercutir en la consulta.