El presidente afirma que los SMS publicados prueban que «el Estado de derecho no se somete a chantaje»
16 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.«Voy a defender el mandato que me han dado los españoles». Mariano Rajoy rechazó ayer dar cualquier explicación sobre las acusaciones de financiación ilegal del PP, del presunto cobro de sobresueldos en negro en su partido o de los mensajes SMS que se cruzó con el extesorero Luis Bárcenas, pero dejó claro que no tiene la menor intención de dimitir porque, según dijo, «el Estado de derecho no se somete a chantaje». En una declaración leída en rueda de prensa junto al primer ministro polaco, Donald Tusk, Rajoy insistió en la tesis de que los mensajes que envió a Bárcenas cuando este ya estaba imputado y después de que se descubrieran sus cuentas millonarias en Suiza son la mejor prueba de que no aceptó las extorsiones.
Para justificar sus negativas a responder a las graves acusaciones del exsenador y a dar explicaciones en el Parlamento, aseguró que es de «sentido común» que no salga «cada día al paso» de las «insinuaciones, rumores o informaciones interesadas». «No tiene sentido pedirle eso a un presidente de Gobierno», afirmó. Rajoy considera que con la «amplia comparecencia pública» que hizo el pasado febrero y la referencias al asunto que hizo en el debate del estado de la nación ya ha dado todas las explicaciones necesarias. Y ayer se ratificó en lo ya expuesto. Es decir, que nunca percibió dinero negro.
El presidente se limitó a garantizar que «no se ha producido ni se está produciendo ni se producirá ningún tipo de presión a la Administración de Justicia, Agencia Tributaria, Policía Judicial o ningún otro escalón administrativo» en relación con el caso Bárcenas. Y, como prueba de que esto es así, destacó que «las personas, los fiscales, el juez, los policías o el personal de los que intervienen en este caso son las mismas que lo llevaban antes de la formación del Gobierno».
A la misma hora en la que Bárcenas aseguraba ante el juez haberle entregado 45.000 euros en metálico durante los años 2009 y 2010, Rajoy mantenía su táctica de no nombrar siquiera al ex tesorero del PP y defendía su legitimidad para seguir gobernando. «El gran valor que tiene nuestro país ahora es la estabilidad política y yo voy a defender el mandato que me han dado los españoles», afirmó, despejando así las peticiones de dimisión y de elecciones de diferentes grupos de la oposición. Y respecto a la decisión del PSOE de romper relaciones con el PP, insistió en que el Gobierno «seguirá la tarea sin pausas ni vacilaciones y que nadie piense que vamos a distraernos de nuestro propósito». «Si otros quieren jugar a otras cosas, esa es su responsabilidad», zanjó.