La corrupción reúne en la cárcel a la cúpula de Unió Mallorquina

M. Costoya REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El ingreso en prisión del exconsejero de Turismo eleva a cinco los encarcelados

03 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Miquel Nadal, ex presidente de Unión Mallorquina (UM) y ex consejero de Turismo del Gobierno balear, ingresó ayer en la cárcel de Palma tras confirmarse su condena de cuatro años por malversación y prevaricación. El antiguo dirigente de UM se va a prisión por ordenar el pago de 13.000 euros a un concejal de su partido por un trabajo ficticio que cobró a través del Instituto de Estrategia Turística.

Nadal quiso evitar el mal trago del furgón policial y llegó por sus propios medios al centro penitenciario, donde coincide con viejos compañeros de aventuras políticas. Y no son pocos, ni insignificantes, ya que toda la cúpula dirigente de Unión Mallorquina, que ejercieron cargos públicos en la anterior legislatura, se encuentra actualmente entre rejas cumpliendo penas firmes dictadas por la Audiencia de Palma y ratificadas por el Tribunal Supremo.

Otro ex alto cargo de su partido, Xisco Buils, que también fue responsable de la cartera de Turismo balear, lleva ya tiempo en la cárcel de Palma por un delito semejante al de Nadal. Malversó y desvió dinero público para pagar a un concejal del partido por un trabajo que no realizó.

Desde el pasado miércoles también se encuentra en prisión, Antoni Rebassa, antiguo responsable político de UM y que fue gerente de la empresa pública Inestur, que dependía de Buils. Rebassa intervino en un contrato, a instancias del exconsejero, para premiar a un compañero de partido. Está condenado, al igual que Buils a cuatro años de prisión.

Práctica habitual

La utilización de fondos públicos para beneficiar a terceros afines era una práctica habitual entre los dirigentes de Unión Mallorquina. Tomeu Vicens, que fue secretario general de UM y que desempeñó el cargo de consejero del Territorio, fue condenado a dos penas de tres años por malversación de caudales públicos, tras compensar a su asesor fiscal y a sendos testaferros con contratos de la administración pública. Lleva ya tres años preso y optó por convertirse en colaborador de la Fiscalía Anticorrupción buscando una reducción de su condena.

María Antonia Munar, exlíder de Unión Mallorquina y expresidenta del Parlamento balear es la que tiene un horizonte penal más complicado. Está condenada a once años y medio de cárcel por amañar contratos y beneficiarse de dinero público. La Audiencia de Palma exigió, en un auto dictado la pasada semana, su ingreso inmediato en prisión por el elevado riesgo de fuga.