El acto en el Tribunal Supremo será el último de Gonzalo Moliner como presidente del Consejo General del Poder Judicial
15 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El acto de mañana en el Tribunal Supremo -amenizado desde los jardines de la plaza de la Villa por los funcionarios judiciales que secunden la convocatoria de todos los sindicatos con representación en la Administración de Justicia- será el último al que acuda Gonzalo Moliner como presidente del Consejo General del Poder Judicial. El actual órgano de gobierno de los jueces -el que ha vivido uno de los momentos más tensos de su historia con la defenestración de su presidente Carlos Dívar- concluye su mandato el lunes próximo y aunque el presidente (ahora Moliner) es el único que teóricamente puede ser reelegible, en este caso Moliner no parece aspirar a ello ni las circunstancias lo harían muy factible si así lo pretendiese.
El nuevo Consejo será elegido con arreglo a una nueva ley aprobada a marchas forzadas el pasado mes de junio, y que, a pesar de la cacareada voluntad de consenso que decía pretender el ministro Gallardón, salió adelante solo con el respaldo del grupo mayoritario en ambas cámaras. Y ello a pesar de que finalmente obvió uno de los presupuestos del programa electoral de su propio partido que buscaba dejar al Parlamento y al Senado al margen de la elección de los vocales judiciales.
Las cámaras
El rechazo al nuevo modelo de Consejo fue tal que las asociaciones judiciales (salvo la mayoritaria APM) renunciaron a avalar formalmente a los aspirantes a vocales. Como quiera que ahora ya es posible postularse a vocal con el aval de 25 jueces, en tiempo y forma se presentaron 54, unos avalados directamente por la asociación judicial mayoritaria y otros implícitamente por las tres restantes o a título individual. De esos 54 las mesas del Congreso y el Senado elegirán a 12 a partir del próximo martes y los ocho restantes habrán de escogerlos entre juristas de reconocido prestigio que no sean jueces.
Como siempre, los dos partidos mayoritarios y las minorías nacionalistas tendrán sus cuotas de candidatos, con lo que la ansiada despolitización del Poder Judicial volverá a brillar por su ausencia. Se da por hecho que los aspirantes que son magistrados del Supremo y los tres que son presidentes de tribunales superiores tendrán plaza segura en el nuevo Consejo.