La deuda pública frena la recuperación mientras populares y socialistas eluden hablar de eurobonos durante la campaña electoral para los comicios del próximo domingo. Los fondos de la UE ayudarán a no agrandar las brechas con las economías más desarrolladas
18 may 2014 . Actualizado a las 20:20 h.«Esta vez es diferente». Es la promesa que lanza el Parlamento Europeo para llamar a los ciudadanos a las urnas el próximo 25 de mayo. Y acierta. La cita es ineludible. Hay mucho en juego. Por primera vez los españoles, griegos, portugueses, italianos ... podrán decidir con su voto quién tomará el timón de la Comisión Europea para enderezar el rumbo de una maltrecha economía que muestra síntomas de atonía (el PIB creció este primer trimestre solo un 0,3 % en la UE y un 0,2?% en la eurozona). Aunque el comisario de Economía, Olli Rehn, habla de «recuperación sólida», las cifras no le dan la razón.
Los riesgos siguen siendo muy altos en países como España, que tiene por delante un reto colosal: salir de la crisis. La previsión de crecimiento del PIB para este año (1,1 %) y el tirón de las exportaciones no serán suficientes mientras la cifra de desempleo siga desorbitada (25,5 % para el 2014), el crédito no fluya a la economía real y la deuda pública se desboque, como prevé Bruselas, hasta el 100,2 % del PIB a finales de año. El elevado endeudamiento que arrastra España, fruto de los rescates bancarios y los altos costes de financiación durante la crisis del euro, lastrará el crecimiento futuro.
Sin ideas para gestionar la deuda pública
¿Qué pueden ofrecer los principales candidatos europeos para encarrilar al peligroso monstruo de la deuda? ¿Eurobonos? ¿Un mecanismo de refinanciación comunitario? No saben, no contestan. El líder de los conservadores y ex presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, defensor de los eurobonos durante la crisis de deuda, quiere evitar a toda costa abrir un debate tan espinoso para países como Alemania y Holanda antes de tener bien amarrada la presidencia de la Comisión. Se trata de una cuestión que se abordará tras los comicios de la semana que viene. La canciller alemana, Angela Merkel, mostró su rechazo en reiteradas ocasiones a la posibilidad de mutualizar la deuda: «Ni eurobonos ni emisiones de deuda conjunta», aclaró el pasado mes de septiembre.
Sin embargo, el trabajo avanza en la sombra. La Comisión Europea encargó un informe a expertos para analizar los pros y contras de crear un fondo europeo de refinanciación para pagar de forma conjunta la que esté por encima del 60?% permitido por los Tratados e incluso la creación de euroletras. Un trabajo que podría seguir el nuevo Ejecutivo.
El candidato socialista, Martin Schulz, también mantiene una posición muy opaca en una cuestión de vital importancia para España. En ocasiones, ha manifestado la necesidad de colectivizar la deuda, tal y como consta en su programa, bajo condiciones de vigilancia presupuestaria estricta, eso sí. Recientemente restó importancia a esa posibilidad al asegurar que «no está en la agenda del Consejo».
Negociar el déficit
España también se la juega con el déficit. Las previsiones de Bruselas indican que este año se cerrará el ejercicio cumpliendo el objetivo (-5,6 % frente al -5,8 % marcado). Pero preocupa lo que puede pasar en el 2015, cuando expiran algunas medidas fiscales que proveían de ingresos al Estado. Según la Comisión Europea, el déficit español se disparará de nuevo hasta el -6,1?%, lejos del 4,2?% comprometido.
El Gobierno español insiste en que cumplirá con lo pactado, pero Bruselas recela. La posibilidad de renegociar el calendario de déficit no lo contemplan todos los candidatos a presidir la nueva Comisión. Jean Claude Juncker, insistiendo en el programa que ha hecho perder a su partido 63 escaños en la Eurocámara, según los últimos sondeos de PollWatch, advierte de que «hay que continuar con las reformas» y rechazó públicamente dar más oportunidades. Martin Schulz, sin embargo se mostró más flexible con esta cuestión. Apunta a la necesidad de combinar políticas «de necesaria consolidación fiscal» con estímulos al crecimiento y mayor flexibilidad para no ahogar más la economía.
La pugna por los fondos europeos
El campo de batalla donde España se juega más es en el de los fondos comunitarios. En adelante cobrarán más importancia si cabe, por la necesidad que tiene el país de contar con un colchón de ayuda que mitigue el impacto de la crisis, abra vías de financiación y no permita agrandar las brechas socioeconómicas con el norte después de muchos años de convergencia.
Como en toda lucha donde España aspire a conseguir financiación, vuelve a tropezar con Alemania.
La negociación de los presupuestos comunitarios para el período 2004-2020 fue una tarea titánica. Todo el mundo recuerda las disputas entre los «amigos de mejorar el gasto», con Reino Unido y Alemania a la cabeza, frente a los «amigos de la cohesión», liderados por España y Polonia.
Aumentar o disminuir
Los primeros defendían una reducción sustancial de los presupuestos acorde con el dogma de austeridad que pregonaba Berlín mientras los segundos animaban a aumentar las partidas para poder compensar los enormes esfuerzos de ajuste presupuestario que algunos países tuvieron que acometer, dejando a los Gobiernos nacionales sin amplio margen para invertir y estimular la actividad económica.
Finalmente y sin muchas sorpresas, los fondos europeos sufrieron un recorte del 3,5 %, pasando de los 994.176 millones de euros a los 959.988 millones de euros. ¿A qué partidas afecta? Aquellas de las que más se beneficia España: Cohesión y Política Agraria.
Las cifras de lo que España podría recibir de la Unión Europea en los próximos siete años no son exactas. Solo es posible valorar el volumen de fondos disponibles en política regional y agrícola: «La cifra es un techo de gasto. Los fondos no se entregan de forma directa, en mano, se movilizan y se van ejecutando en función de los proyectos. Cuánto se ejecute, depende de cada país», asegura una fuente comunitaria.
Ayudas
Según los datos de la Comisión Europea, España podría recibir en fondos estructurales y de cohesión 37.230 millones de euros hasta el 2020. A ellos hay que sumarle los 35.705 millones de euros del Fondo Europeo de Garantía Agrícola (pagos directos de la Política Agraria Comunitaria). En total, 72.935 millones de euros.
¿A dónde van a parar esas ayudas? El Fondo Europeo de Desarrollo Rural (Feder) se lleva buena parte del pastel (19.393 millones de euros). Con él se apoyan a las regiones menos desarrolladas para que puedan alcanzar el objetivo de convergencia. Cofinancia proyectos de pymes, infraestructuras de transporte, telecomunicaciones, innovación, investigación, energía y medioambiente, además de estimular las iniciativas empresariales que fomentan el desarrollo local y regional y la reconversión industrial.
El Fondo Social Europeo (FSE) dispondrá de 8.446 millones de euros que España deberá invertir con mucha eficiencia en la creación de empleo. El apoyo al aprendizaje permanente, la lucha contra el abandono escolar, la inclusión en el mercado laboral, el apoyo a los emprendedores, la mejora del acceso y calidad a la educación superior y modernizar servicios de empleo son algunas de sus prioridades.
En este fondo se incluye la Garantía Juvenil, una iniciativa adicional de 6.000 millones de euros para cofinanciar programas nacionales de empleo a menores de 25 años. El objetivo es incorporarlos con contratos o prácticas al mercado laboral en menos de cuatro meses desde que terminaron sus estudios. España se beneficiará de 1.887 millones de euros que gastará hasta el 2015.
El Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader) permite a España invertir en los proyectos de mejora de la competitividad del sector agrícola y forestal, en facilitar el acceso a los jóvenes agricultores, modernizar las explotaciones, ganar valor añadido, mejorar el entorno rural y diversificar de su economía.
Protocolos de pesca
El Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) fue el último en cerrarse. Un total de 6.500 millones de euros más otros 1.000 adicionales para financiar protocolos de pesca. España aspira a recibir unos 1.100 millones de euros. Su uso también ha cambiado y en los próximos años se apoyará especialmente el desarrollo de la acuicultura, artes más selectivas y la diversificación de la actividad en zonas costeras altamente dependientes de la pesca.
Todavía está por determinar cuánto podría llegar a obtener España de los fondos dedicados al programa Horizonte 2020 (70.199 millones de euros presupuestados ), con el que podría invertir en proyectos de investigación e innovación. Para ganar alcance, la UE pide que también se involucre en estos programas a los actores privados.
Erasmus
Junto a Horizonte 2020, el programa Erasmus + (14.700 millones de euros para la UE) es otro de los que salen mejor parados de los presupuestos, en detrimento de los fondos dedicados a infraestructuras.