La canciller está omnipresente en la campaña electoral y apenas nadie conoce a su candidato
23 may 2014 . Actualizado a las 11:10 h.Martin Schulz versus Angela Merkel. A juzgar por las vallas publicitarias repartidas en el país de más peso de Europa, cualquiera diría que en las elecciones del domingo concurren estos dos candidatos por parte de socialdemócratas y conservadores respectivamente. Aunque más de la mitad de los alemanes no están interesados en el 25-M (se prevé una participación baja, de un 43 %, como en el 2009) apenas nadie sabe que el cabeza de lista democristiano se llama David McAllister. Alguno más conoce el nombre del candidato europeo a presidir la Comisión, Jean-Claude Juncker, pero lo que saben todos es que si votan a la Unión Democristiana tendrán más «Europa a la Merkel» durante los próximos cinco años.
Por eso y pese a que el candidato de muchos corazones en este país es su compatriota Martin Schulz, librero, alcalde y presidente de la Eurocámara desde hace dos años, los sondeos apenas se mueven desde hace meses. Un 37 % de los teutones votarán por el partido de la canciller y sus socios bávaros (CDU/CSU), frente a un 27 % que lo hará por los socialdemócratas (SPD). No obstante, si se pregunta a los alemanes a quién desearían ver al frente de la Comisión Europea, el 39 % se decanta por Schulz, que promete sacar la política «de los despachos a puerta cerrada» frente al 22 % que pondría la cruz al luxemburgués Juncker, que defiende la estabilidad y la gestión de la crisis por parte de los conservadores.
«Europa es mucho más que solo los bancos y el dinero, representa muchas ventajas, pero con la crisis la imagen se ha deteriorado», explica Johannes Hering, estudiante de 26 años, a La Voz en el mitin que esta semana dio Martin Schulz en la céntrica Alexanderplatz berlinesa. «Schulz es un candidato que representa los intereses de muchos, y puede que en otro país que no fuera Alemania [donde el peso de la canciller Merkel es muy fuerte] tuviera más posibilidades de ser elegido», añade.
Contra el tratado con EE. UU.
Sarah Gebhardt, de 34 años, todavía no tiene claro a quien votará el domingo, pero sí que irá a votar. Como otros muchos, levanta una pancarta en contra del TTPI, el tratado de libre comercio que la Unión Europea negocia con Estados Unidos. «Schulz ha dicho que está en contra de que se negocie a puerta cerrada, pero no lo rechaza de plano (?) Si no voto a Schulz, me decantaré por el partido de Los Verdes o de Los Piratas», apunta esta historiadora que trabaja en una inmobiliaria colombiana que busca atraer inversores a Berlín.
Los silbidos y abucheos contra sus correligionarios, el ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, por su «política antirrusa» en Ucrania, y el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, al que se le achacan todos los proyectos fracasados en la capital -como el nuevo aeropuerto que debería haberse inaugurado hace dos años-, cesan cuando Schulz sube a la tribuna. Al menos en esto están de acuerdo el millar de personas que han acudido al mitin, al que definen como un político franco que reclama mayor justicia social en Europa. Como para «la joven mujer en Madrid que me contó que había mandado 300 solicitudes de trabajo y había recibido 300 negativas, ¿acaso somos capaces de imaginar cómo se siente esta mujer?», clama Schulz, para arremeter después contra la Europa de los especuladores, de la evasión fiscal y del desempleo. Batallar el paro juvenil, ha reiterado durante las últimas semanas, será su prioridad en caso de convertirse en presidente de la Comisión Europea.
Desde luego ha puesto toda la carne en el asador. Desde Málaga hasta Helsinki, el sonriente Schulz ha hecho campaña en 150 ciudades europeas. Ya no es solo el político alemán que le plantó cara a Berlusconi en el Parlamento Europeo, sino un líder socialdemócrata que quiere cambiar el rumbo de la política. Si no fuera por que está ahí Angela Merkel, la única dirigente de un país europeo que ha sobrevivido a la crisis financiera, y en septiembre pasado rozó la mayoría absoluta en las generales. Es la mejor baza electoral de su partido. Ha inaugurado su tercer mandato, esta vez en una gran coalición con los socialdemócratas, con la promesa de crear un salario mínimo por ley y un amplio programa de subidas en las pensiones.
Quizá la política alemana refleje finalmente el resultado europeo, donde conservadores y socialistas están a la par. Lo que nadie pone en duda es que Merkel tendrá mucho que decir en la nueva Europa que salga el 25-M.