El PP busca caras y nombres para salvar Madrid y Valencia

Antonio Montilla MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Las encuestas apuntan a la posible pérdida de dos piezas clave en la carrera de Rajoy a la reelección

23 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Haremos todo lo necesario para mantener las alcaldías de Madrid y Valencia». Un miembro de la dirección nacional del PP glosa así la relevancia que el partido otorga a estas dos comunidades, que en los últimos años se habían convertido en los dos principales graneros del voto popular, de cara a las aspiraciones que tiene Mariano Rajoy de revalidar la presidencia del Gobierno en las elecciones del 2015.

Más allá de la masiva pérdida de apoyos que se produjo en los comicios europeos del 25 de mayo -1,1 millones de votos menos en ambos territorios con respecto al 2009-, lo que más preocupa en Génova son las encuestas que dan por hecho que el PP perdería las holgadas mayorías absolutas que le permiten gobernar ambas plazas, que para la formación de centro-derecha, «son mucho más estratégicos que muchos Gobiernos regionales», apuntan. Pese a que podrían ser la opción más votada, una gran coalición de fuerzas de izquierda desbancaría al PP de unas instituciones que lleva gobernando de manera ininterrumpida desde hace casi 20 años.

¿Qué hará el PP para mantener esos feudos? Lo primordial, buscar, mediante macroconsultas demoscópicas, alternativas para los cabezas de cartel en los Gobiernos regionales, capitaneados por Ignacio González y Alberto Fabra, y para los consistorios, mandados por Ana Botella y Rita Barberá.

Banquillo

Hay más banquillo en Madrid que en la Comunidad Valenciana. Ignacio González intenta recomponer alianzas internas -fue respaldado en un desayuno informativo por Soraya Sáenz de Santamaría- y protagoniza un calculado alejamiento de su mentora, Esperanza Aguirre, una de las referentes más críticas con algunas líneas del Ejecutivo de Rajoy.

Sin embargo, los mayores quebraderos de cabeza para la cúpula popular los da el Ayuntamiento. La popularidad de Ana Botella -que no ganó en las urnas, sino que sustituyó a Ruiz Gallardón cuando fue nombrado ministro- no remonta. Sus detractores lo achacan a la personalidad de la mujer de José María Aznar, aunque sus defensores apuntan a la «herencia recibida», no del PSOE, sino de su antecesor, que endeudó de manera notoria las arcas locales y dejó a Botella sin margen de inversión.

Fuentes del PP también especulan con la posibilidad de que, como último recurso, Rajoy eche mano de la propia Aguirre para que luche por el bastón de mando de la capital de España, algo impensable para otros. En la recámara, Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid, unque su perfil de mujer progresista no gusta a las bases más tradicionales del PP.

Los problemas están en Valencia. Barberá podría remontar las encuestas pero los analistas consideran poco plausible que Alberto Fabra -que relevó a Camps- logre frenar el empuje de Compromis o Podemos, que desnivelaría la balanza hacia la izquierda.