Felipe Gónzalez: «Nunca he creído que Pujol sea un corrupto»

EFE

ESPAÑA

Atlas TV

El expresidente del Gobierno considera que puede tratarse de una «operación de cobertura» hacia sus hijos, aunque ha admitido que es «una enorme frustración que afecta a todos»

05 sep 2014 . Actualizado a las 22:03 h.

El expresidente del Gobierno Felipe González ha asegurado hoy que «nunca» ha creído que el expresidente catalán Jordi Pujol sea un corrupto, según ha dicho en un acto en el que ha revelado que intermedió para que el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Artur Mas, se reunieran.

González considera que puede tratarse de una «operación de cobertura» hacia sus hijos, aunque ha admitido que es «una enorme frustración que afecta a todos».

Ha admitido en un desayuno organizado por Europa Press que todavía le «cuesta» creerlo y ha dicho que está «asombrado» con lo que está pasando en este caso de «inmensa gravedad» y del que «habrá que ver cuál es su desarrollo».

Ha manifestado que es un asunto que personalmente le ha preocupado y «dolido», y al ser preguntado sobre si cree que Pujol es un corrupto ha respondido: «Nunca lo he creído».

Sobre la reunión entre Rajoy y Mas, González ha dicho irónicamente que desconoce si tuvo «alguna influencia» en que se produjera el encuentro, aunque cree «que sí», y ha recordado que se trata de gestionar «un problema muy serio».

Ha asegurado que él hace lo que puede «con discreción» para que no se produzca una fractura con Cataluña y cree que Mas no se saltará la legalidad para llevar a cabo la consulta soberanista.

Por otra parte, el expresidente ha recomendado a la presidenta andaluza, Susana Díaz, que no adelante las elecciones autonómicas, previstas para 2016.

Aunque ha dicho a los periodistas que él «no recomienda nada a nadie», finalmente ha aconsejado a Díaz que no haya adelanto.

La presidenta andaluza ha asistido a la intervención de González, en un acto en el que también ha estado arropado por otros dirigentes socialistas como el expresidente de la Junta José Rodríguez de la Borbolla; la presidenta del PSOE, Micaela Navarro; las exministras Magdalena Álvarez y Rosa Aguilar, o el presidente del Parlamento andaluz, Manuel Gracia.

El expresidente se ha referido también al auge de Podemos, algo que ve «con respeto democrático», y que ha comparado con el líder del Movimiento 5 Estrellas italiano, Beppe Grillo, la presidenta del Frente Nacional en Francia, Marine Le Pen, y la coalición de extrema izquierda griega Syriza.

Ha explicado que respeta a Podemos «porque la gente tiene derecho a votar lo que quiera votar» y ha asegurado que les identifica «muy bien» porque conoce la estrategia que están siguiendo, ya que «conocía al gran personaje que la implementó y que sus máximos dirigentes adoran, que es (Hugo) Chávez», en Venezuela.

González ha afirmado en su discurso sobre la situación económica que no tiene «ningún interés» en que fracase el Gobierno, aunque ha advertido de que «si no dicen la verdad» se producirá «una frustración creciente» en la ciudadanía.

Aunque considera que España ya ha tocado fondo en la crisis, ha opinado que el problema es «cómo salir» porque «si no permite un rebote, el sufrimiento acumulado de la actividad económica empresarial va a liquidar mucho empleo estable».

«A la altura de la edad que tengo no me importaría nada que el Gobierno de Rajoy tuviera éxito, porque sería un éxito que repercutiría en la realidad española», ha añadido González, quien sin embargo no ve en el horizonte que el crecimiento puede ser de dos puntos para que no sea necesario «seguir recortando».

Ha criticado que haya una «visión eufórica» en Europa y ha reclamado un cambio de políticas de estos países, ya que «todavía no se ve al coche de Europa saliendo de la curva», aunque ha dicho que no está dispuesto a responsabilizar solo al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, porque tienen que ser los gobiernos los que complementen las políticas.

Ha defendido también un cambio de políticas en Alemania para que aumente la capacidad de compra de sus ciudadanos, ya que «se le está acabando el chollo de los despilfarros periféricos que le compraban lo que producían facilitando su balanza de pagos» y ahora «al mercado europeo ya no le da para comprar».