«Se paga con todo: putas, cacerías ...», según una grabación aportada en el marco del caso Púnica
ESPAÑA
El director financiero de la promotora Dico entre el 2002 y el 2003, David Merino, quien confesó en el 2008 el modus operandi de una trama de obtención irregular de adjudicaciones en municipios de Madrid -entre ellos Valdemoro, siendo alcalde el exsecretario general del PP Francisco Granados- realizó también unas grabaciones en las que señala que el pago de comisiones en efectivo, fiestas y prostitutas era «absolutamente habitual».
El contenido de estas grabaciones fue entregado ayer por Manos Limpias a la Fiscalía Anticorrupción, que ya recibió una confesión manuscrita y actas formalizadas por Merino ante un notario. En ellas se dan detalles sobre la trama de corrupción urbanística y pago de comisiones presuntamente liderada por el exsecretario general del PP de Madrid Francisco Granados y sus amigos empresarios David Marjaliza y Ramiro Cid, investigados por el juez Eloy Velasco, pese a que la empresa Dico no forma parte todavía de las pesquisas.
Las citadas grabaciones fueron realizadas el 28 de noviembre del 2008 por un periodista de Interviú quien en un momento inquiere al empleado de Dico sobre si lo normal es pagar cohechos o si también hay «ayuntamientos limpios». «Aunque lo estés grabando, te voy a decir una barbaridad: ¡Son las putas reglas del juego!», le contesta Merino, para incidir en que «no hay adjudicación en ningún ayuntamiento que no pase por esto, y si no es el alcalde es el concejal y si no, el arquitecto, y si no, alguien de la oposición».
Cacerías y prostitutas
Entre los municipios afectados por estas corruptelas, Merino cita Coslada, Las Rozas, Boadilla, Majadahonda, Villanueva del Pardillo y San Fernando de Henares. «También muchísimo en Valdemoro cuando era alcalde Francisco Granados», apunta el empresario. «Se paga con todo, con putas, con prostitutas, con ocio, con cacerías, con grandísimas ofrendas de Navidad, viandas... yo no conozco casi ninguna operación nuestra ni de otro grupo que no se haya hecho con esto», añade.
Merino explica que unas 50 personas, entre empresarios y políticos, se reunían en las mejores fincas de España, donde tenían «venado a cascoporrillo» y podían cazar todo tipo de piezas. Las prostitutas rara vez iban a esas lujosas fincas y solían esperar en lugares cercanos, como hoteles.