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Grecia hace temblar de nuevo a la UE

redacción / la voz

ESPAÑA

El ministro griego medita tras el tercer fracaso cosechado en el Parlamento por su candidato a la presidencia del país.
El ministro griego medita tras el tercer fracaso cosechado en el Parlamento por su candidato a la presidencia del país. Yannis Behrakis< / span> reuters< / span>

El primer ministro, Andonis Samarás, adelanta las elecciones al próximo 25 de enero

30 dic 2014 . Actualizado a las 09:09 h.

2015 comenzará con tormenta política sobre Europa. El fracaso del primer ministro griego, Andonis Samarás, al adelantar la elección del presidente de su país y ser incapaz de reunir los votos necesarios para lograr el triunfo de su candidato, metió a Grecia en un adelanto electoral que se saldará el próximo 25 de enero y resucitó, de paso, el fantasma de la inestabilidad en la UE.

Todas las encuestas publicadas hasta el momento pronostican una victoria fácil de Syriza, formación de izquierda poscomunista que ya se impuso en los pasados comicios europeos. Aparte del vuelco que supondría a escala local, que esta previsión se consume tendría dos consecuencias ineludibles para el resto del continente. En el plano económico, forzaría una renegociación de la deuda con la troika, lo que diseminaría la tensión de nuevo por toda la eurozona.

La incertidumbre no sería menor en el ámbito político. La hipotética llegada al Gobierno del partido de Alexis Tsipras no solo desafiaría el modelo de coalición entre los grandes partidos impulsado por Alemania y presente en la Comisión Europea. Impulsaría las expectativas de formaciones similares en los países que han sufrido con la austeridad y que tienen citas con las urnas el año que viene, como son los casos de España y Podemos, el de Portugal y, previsiblemente también, Italia.

Adelanto cantado

El adelanto electoral firmado por Samarás estaba tan cantado como que en el sorteo de Navidad tiene que salir el gordo. Su candidato a la presidencia, el ex comisario europeo Stavros Dimas, tampoco consiguió superar en el tercer intento el listón que fija la Constitución para acceder al cargo al conseguir únicamente 168 de los 180 votos estipulados. Tras el fiasco, Samarás consideró que «no hay tiempo que perder» y situó los comicios en la primera fecha posible, el 25 de enero, descartando apurar los plazos. Tsipras no disimuló su alegría. «Es un día histórico para la democracia. Dentro de algunos días los planes de austeridad pertenecerán al pasado», dijo eufórico.

Su camino hacia el poder no está, sin embargo, libre de escollos. La peculiar legislación electoral griega y la fragmentación del mapa de partidos impiden que sea automático ganar las elecciones y formar Gobierno. Es posible que, si se impone, le resulte muy difícil llegar a acuerdos con algunos de sus actuales aliados, como el movimiento de los Griegos Independientes, un grupo de la derecha conservadora despechado por la deriva que impuso Samarás a Nueva Democracia.

Por otro lado, el todavía primer ministro retiene los resortes de la administración y explotará al máximo el voto del miedo. «El pueblo no permitirá que sus sacrificios vayan a la basura», proclamó ayer en un adelanto de su estrategia. «Es el momento para la democracia y la responsabilidad, no para las mentiras, el populismo y el terrorismo político».

Samarás cuenta con dos bazas en su favor. Uno es que la política que quiere aplicar realmente Syriza es un misterio a medio camino entre lo que proclama en los mítines y el realismo de que hacen gala algunos de sus dirigentes con interlocutores más exigentes. Según la agencia AFP, un alto responsable le declaró que el primer objetivo del partido es la «renegociación» para lograr una reducción de parte de la deuda, que asciende al 175% del PIB y que por el momento los acreedores no desean. En paralelo, Tsipras, se reunió con altos responsables europeos en los últimos meses para tranquilizarlos, con el argumento de que quiere mantener a Grecia dentro de la UE y de la zona euro, pero sin explicar cómo.

La segunda baza a favor del todavía primer ministro es la capacidad de presión de Bruselas y de socios como Alemania, una fuerza que llegó a ser intimidante y que ya torció las encuestas preelectorales en las pasadas elecciones legislativas. Ayer mismo empezaron a cruzar el cielo dagas voladoras. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, advirtió de que «no hay alternativa» a los recortes tras el rescate de la troika y señaló que el nuevo Gobierno deberá respetar los compromisos. La Comisión Europea, por su parte, recomendó a los griegos que muestren un fuerte compromiso con Europa y no pongan en peligro las reformas iniciadas.