El mayor de los Pujol, de nuevo ante el juez para explicar la fortuna familiar

Melchor Saiz Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

ANDREU DALMAU | EFE

Sus hermanos revelaran que él se encargó de gestionar la herencia andorrana

23 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta vez no será en la Audiencia Nacional para explicar de donde salieron los más de 32 millones de euros que él y su esposa movieron entre el 2004 y el 2012. Pero volverá a declarar como imputado, de nuevo por delitos económicos y, una vez más, supuestamente relacionados con la corrupción. Será el próximo jueves, ante la titular del juzgado de instrucción número 31 de Barcelona, Beatriz Balfagón, la magistrada que investiga la fortuna del clan en el extranjero.

Jordi Pujol Ferrusola deberá responder a las acusaciones de su propio padre y tres de sus hermanos menores, Marta, Mireia y Pere. Los cuatro afirmaron en sede judicial que el primogénito fue la persona encargada de mover el dinero de la familia en Andorra, un capital que, según su versión, procedía de la herencia nunca declarada de su abuelo Florenci Pujol en 1980.

Balfagón admitió el pasado 18 de febrero la petición de la acusación popular del sindicato Manos Limpias, quien reclamó su imputación después de que su padre y sus tres hermanos en su declaración judicial del 27 de enero se parapetaran tras el primogénito para no dar explicaciones del dinero que tuvieron en sus cuentas durante más de tres décadas en el principado. La única que no acusó a Jordi Pujol Ferrusola fue su madre, pero porque se negó a declarar. Los tres hermanos ofrecieron una versión muy parecida. Fue el primogénito, el único que por entonces era mayor de edad, el que entre 1990 y 1992 gestionó los fondos opacos. Antes de Jordi Pujol Ferrusola, afirmaron, las personas que administraron el supuesto legado del abuelo fueron personas de confianza del expresidente catalán: Delfí Mateu, fallecido en 1993, lo hizo entre 1980 y 1988; y Joaquim Pujol Figa, muerto en el 2004, asumió esta tarea entre los años 1988 y 1990.

De acuerdo con el relato de Marta, Mireia y Pere, solo en 1992, cuando ni siquiera todos los hermanos habían cumplido la mayoría de edad, supieron por su madre que eran millonarios, pero que su fortuna estaba en Andorra, que no era del todo legal y que el hermano mayor se ocupaba del día a día de la gestión de esos fondos.

Herencia opaca

Según el testimonio de los tres, para entonces, doce años después de la muerte del abuelo y gracias a las buenas inversiones de los gestores de la herencia opaca, cada uno de los siete hermanos contaba con unos 62 millones de pesetas «expectantes», es decir si se vendían con éxito los productos financieros. Una gestión brillante, ya que más que triplicó la herencia, que, según sus testimonios, ascendía 140 millones de pesetas.

Mireia Pujol fue la más explícita. Llegó a afirmar en el juzgado que el hermano mayor era la persona que ordenaba a la familia cómo y cuándo hacer los ingresos y retirar el dinero de las cuentas del BPA de Andorra, ahora intervenido por las autoridades de ese país por presunto blanqueo de dinero.

Tras estas declaraciones inculpatorias, la magistrada decidió convertir a Jordi Pujol Ferrusola en el sexto miembro del clan imputado en la causa que investiga la fortuna familiar oculta en el extranjero y en la que ya estaban encausados sus padres y sus hermanos Marta, Mireia y Pere.

Entonces, la juez apuntó que «resultaba imprescindible oír en declaración a Jordi Pujol Ferrusola, al ser este la persona que al parecer gestionó entre los años 1990 y 1992 esos fondos y el encargado de realizar su reparto entre Marta Ferrusola y sus siete hijos». Según la instructora, el nuevo imputado «ingresó varias veces las oportunas cantidades en las respectivas cuentas abiertas por los beneficiarios».

«Fue él también -según Balfagón- quien pudo tratar con los anteriores gestores y ante el cual estos tuvieron necesariamente que haberle rendido cuentas».