El sumario revela que la red que lideraba Granados sabía que estaba siendo investigada por sus contactos con el grupo de Francisco Correa
10 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La trama Púnica nació de los rescoldos de la Gürtel, según revelan los documentos del sumario sobre la red de Francisco Granados. Es más, esos papeles descubren que el grupo que dirigía el exconsejero de Esperanza Aguirre sabía perfectamente que estaba siendo investigado por sus conexiones con la red corrupta que, hasta su detención en el 2009, lideraba Francisco Correa. Pero hay más, un topo aún no identificado en el juzgado del que entonces era titular Pablo Ruz fue el que dio el chivatazo a la trama Púnica.
Las conexiones entre ambas redes de corrupción y la existencia de ese chivato judicial han salido a luz gracias un pinchazo telefónico que tuvo lugar el miércoles 2 de julio del 2014. En esa llamada, Alfonso Luna García, hombre de confianza del número 2 de la trama, el empresario David Marjaliza, alertó a este último de que Ruz le tenía en su punto de mira, según le había revelado un informante, aparentemente trabajador en la Audiencia Nacional, cuyo nombre se negó a facilitar por teléfono. Este no era el único soplón de Púnica. Un guardia civil, ya detenido, José Luis Rodríguez Talamino, está imputado por dar chivatazos al grupo.
Los pasajes conversación que alertaron a la Guardia Civil del soplo fueron los siguientes:
Luna: «Sí, el caso Gürtel es». Marjaliza: «¡Ah! De Gürtel. ¿Pero qué es lo que ha visto? (el chivato)».
Luna: «No lo sé, no puedo hablar por teléfono»
Marjaliza: «¿Y qué pinto yo en el caso Gürtel, tío?»
Luna: «No sabe más. Me ha dicho (el chivato) que es del juez Ruz. Pero nada más».
En esa misma conversación, Marjaliza reveló que, probablemente por el soplo del guardia civil, también estaba al tanto de que la Audiencia Nacional le siguió los pasos por lo que luego sería el caso Púnica. «No sé si me dejas más tranquilo o más nervioso porque es el caso Gürtel», explicó el empresario, que luego pareció tranquilizarse por el hecho de que no fuera Eloy Velasco, instructor de Púnica, el que se interesaba por sus negocios. «Vale, vale. De momento ya sabemos que es de Gürtel. Pues ya está. No es lo otro que estábamos esperando. Pues ya está», se apaciguó. Esos pinchazos telefónicos de hace un año también incluyen más sorpresas. Marjaliza ya había sido interrogado por Pablo Ruz en el caso Gürtel, tal y como él mismo reconoció en las escuchas.
Teconsa
Aunque el empresario amigo íntimo y socio de Granados mostró su extrañeza por su relación con las investigaciones a la trama de Correa, él mismo, en esas mismas grabaciones, parece saber perfectamente cuál es el vínculo con Gürtel: «(El juez) te pueden meter en algún lío de comisiones, yo no sé que... alguna intermediación, una gilipollez de esta que te llamen a declarar. Teconsa». Y, efectivamente, es Teconsa el vínculo, según han revelado fuentes de la Guardia Civil. Ruz estaba investigando cómo Marjaliza y Granados habían seguido el modelo de pelotazos urbanísticos instaurado por Francisco Correa y los suyos en diversos pueblos de la Comunidad de Madrid.
Esa investigación -explican mandos del operativo- comenzó en la primavera del 2013 cuando Ruz comenzó a interesarse en las empresas de construcción que habían trabajado a la sombra de Gürtel, en particular en el municipio de Valdemoro, de donde había sido alcalde de Granados. El magistrado pidió entonces diversos documentos a diferentes organismos sobre Vancouver Gestión S.L. (administrada por Luna pero cuyo propietario real era Marjaliza) y sobre todo de sus vínculos con la constructor Teconsa, la firma que aparece por doquier en el sumario de Gürtel como pagadora de comisiones a políticos del PP.
De acuerdo con estas fuentes, Ruz indagó, aunque no llegó a profundizar al considerar que se trataba de una red conexa (a través de Teconsa) pero independiente a la de Correa. Así, el magistrado de Gürtel se quedó a las puertas del que probablemente fuera el mayor pelotazo del tándem Granados-Marjaliza: la construcción en el 2006 de 693 viviendas en el barrio de Las Zanjas Norte, en el ensanche de Valdemoro, tras la modificación apresurada del plan urbanístico por parte del ayuntamiento popular.