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El muñidor de los grandes pactos

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Figura clave de la política vasca y del PSOE entre los años 70 y 90, rechazó la oferta de ser ministro de Felipe González, a quien bautizó como «dios»

26 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Querido, respetado por correligionarios y adversarios, que elogiaron unánimemente su carácter dialogante, conciliador, negociador incansable, luchador contra el terrorismo, muñidor de acuerdos clave en la historia española, Jose María Benegas (Caracas, 1948) fue una figura clave de la política vasca y del PSOE de los años 70 a los 90. Un político que jugó un papel destacado en muchas de las negociaciones trascendentales desde la transición: la ley de amnistía de 1977, la Constitución, el Estatuto de Guernica o los grandes pactos contra el terrorismo. Fue también el artífice de la reconstrucción del PSE en la clandestinidad, convirtiéndolo en el principal partido de la izquierda en el País Vasco tras la llegada de la democracia. Txiki Benegas, como le conocían todos, pudo ser el primer lendakari socialista, honor que acabaría correspondiendo a Patxi López, y también ministro de Felipe González, pero no quiso.

A punto de ser lendakari

Ya en 1974 fue uno de los propulsores de la alianza entre andaluces y vascos, el llamado pacto del Betis, que llevó a Felipe González a la secretaría general del PSOE en el congreso de Suresnes (Francia). Diputado nacional en 1977, consejero de Interior en el Gobierno preautonómico vasco presidido por Ramón Rubial, estuvo a punto de ser lendakari tras ganar en número de escaños las elecciones de 1986. Finalmente, las negociaciones para formar un tripartito con el PNV y su escisión, Eusko Alkartasuna, no fructificaron y renunció para apoyar a Jose Antonio Ardanza al frente de un gobierno de coalición PNV-PSE y garantizar así la estabilidad política en el País Vasco, que vivía una etapa muy conflictiva. Siempre fue partidario de llegar a entendimientos con el PNV, partido al que perteneció su padre, que se tuvo que exiliar a Venezuela por la guerra civil. Además, Benegas, mantuvo una excelente relación con el líder nacionalista Xavier Arzalluz.

Como secretario general del PSE (1977-88), vivió los años de plomo de ETA, que asesinó a compañeros de partido, entre ellos Enrique Casas, lo que le marcó de por vida. Firme convencido de que la unidad de los demócratas era el mejor instrumento para derrotar a ETA, fue vital en las negociaciones que desembocaron en el Pacto de Ajuria Enea (1988) contra el terrorismo. A partir de ahí, comenzó la cuenta atrás de la banda, marcada aún durante años por los asesinatos, la extorsión y la violencia, pero también por la progresivo rechazo social.

Su importancia en el PSOE queda de manifiesto con los diez años que fue secretario de Organización (1984-1994), el número tres del partido comandado por Felipe González y Alfonso Guerra, encargado de hacer funcionar la maquinaria. Llegó al cargo de la mano del primero pero acabó distanciándose de él y se convirtió en un destacado guerrista. González le ofreció en dos ocasiones ser ministro, en 1982 y 1991, pero no aceptó. La primera optó por quedarse al frente del PSE, la segunda prefirió mantenerse como secretario de Organización del PSOE.

Conversaciones

En 1991 se difundieron dos conversaciones telefónicas privadas desde su coche en las que se refería a González como «el one» y «dios». En ese momento había estallado el enfrentamiento entre los guerristas, por los que había tomado decidido partido, y los renovadores. Tiempo después se haría famosa la etiqueta de «renovadores de la nada» que puso a sus adversarios políticos internos. En la grabación se le oye decir que «aquí el problema no es Solchaga, aquí el problema es el one». Se refiere al vicepresidente Narcís Serra como «el catalán» y asegura que está nadando entre dos aguas, mientras al ministro de Economía, Carlos Solchaga, le llama «el enano» y dice a su interlocutor que tiene que soportar sus chulerías.

Benegas desempeñó un papel crucial en todas las negociaciones y pactos importantes en los que ha participado el PSOE en las últimas décadas. Incluso, cuando ya había pasado a un segundo plano, hizo una propuesta en el año 2000 al entonces secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, para iniciar el proceso de fin de la violencia en el País Vasco. Pero también se opuso a la reforma del Estatuto catalán que promovió el líder socialista.

Actualmente era el diputado mas veterano del Congreso tras la retirada de Guerra. Ocupó un escaño en las Cortes constituyentes de 1977, que solo dejó en parte de la segunda legislatura (de 1984 a 1986) y en la tercera (de 1986 a 1989). En 1989 volvió a lograr el escaño, que ha ocupado de forma ininterrumpida hasta ahora. Solo en los últimos meses abandonó su actividad política, víctima del cáncer que ha acabado con su vida.