Los partidos se preparan para una campaña de bajo coste

r. gorriarán, a. torices, N. Vega, A. Azpiroz MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Víctor Lerena | EFE

Pretenden que las casi inevitables elecciones tengan un presupuesto más austero, con menos gasto y mítines más pequeños

24 abr 2016 . Actualizado a las 10:33 h.

Las fuerzas políticas llevan semanas preparando las elecciones que, salvo sospresa política de última hora, se celebrarán el 26 de junio. Todas dicen que van a buscar modelos de campaña más austeros que los del 20 de diciembre, con menor despliegue publicitario y mítines más reducidos. Un planteamiento con un doble objetivo, no abrumar más a un electorado cansado y enfadado por el fracaso en las negociaciones para formar gobierno, y no castigar más sus arcas ni a las de la Administración.

Pero por más que se quiera ahorrar, el Gobierno se va gastar de nuevo los 130 millones de euros que cuesta organizar los comicios, con el agravante de que estos no están presupuestados y habrá que recurrir a un crédito extraordinario. A ese dinero habrá que sumar las subvenciones a los partidos para la campaña, en torno a los 30 o 40 millones, que se pagan después de la votación y se distribuyen en función de los sufragios y escaños obtenidos. La tercera partida que deberá desembolsar la Administración rondará los 20 millones para financiar a los partidos el buzoneo de las papeletas en los domicilios de los electores. En total, de 180 a 190 millones.

Todo eso sin contar los recursos propios de los partidos para la campaña y que obligan a las fuerzas políticas a endeudarse con créditos bancarios que si los resultados se ajustan a sus previsiones se pagan con las subvenciones públicas. Estas son las previsiones que manejan los principales partidos.

Partido Popular

Busca un pacto para gastar menos. El partido de Mariano Rajoy invirtió alrededor de doce millones de euros en la campaña para los comicios del 20 de diciembre. Desde la cúpula se considera «casi contraproducente» volver a la carga con vallas, publicidad en los medios y grandes mítines en un momento en el que detectan que la sociedad está al borde del «colapso». «Habría que diseñar algo más suave, intentar pactarlo con el resto», asegura la dirección, abierta a abordar tanto lo referente a las cifras como a los aspectos cualitativos. «¿Tienen que volver las calles a llenarse de carteles?». En el PP tienen sus dudas. Saben que a lo que no quieren es renunciar al buzoneo de las papeletas junto a la propaganda electoral, que entienden que sigue funcionando cuando muchos votantes «salen de casa con el sobre ya preparado» el día en el que se abren las urnas. Pero todo lo demás, incluida la intensidad de la campaña, es susceptible de ser revisado. Por ahora, los populares tan solo «han tanteado» al resto de partidos.

Psoe

Abaratar costes sin acortar la campaña. Pedro Sánchez ha dejado claro que no considera la idea de recortar la duración de la contienda, que oficialmente transcurre a lo largo de quince días. Ese paso obligaría a cambiar la ley electoral y, aunque fuentes parlamentarias admitían hace unas semanas que técnicamente cabría hacerlo por un procedimiento de urgencia, los socialistas no ven factible realizar una reforma a menos de dos meses de los comicios. Óscar López, portavoz socialista en el Senado y responsable de numerosas campañas del PSOE en los últimos años, señala que la manera más eficaz para lograr que la del 26 de junio resulte menos costosa es llegar a un acuerdo político entre todas las formaciones en liza. En los últimos años el PSOE ha optado por hacer mítines reducidos (entre otras cosas, porque ya no llena grandes pabellones). El partido de Sánchez reivindica también lo que ya se prohibió en el 2011, la publicidad electoral fuera de los días oficiales de campaña.

Podemos

Austeridad. A la cúpula de Podemos ni se le pasa por la cabeza recortar las dos semanas de campaña. Por lo que sí aboga Podemos es por limitar el gasto de todos los partidos. La formación morada fue de las cuatro principales la más austera y volverá a la fórmula de los microcréditos si hay repetición de comicios. En esta ocasión, Podemos es consciente de que no podrá alcanzar una cifra elevada al no haber podido aún devolver los créditos, ya que aún no ha recibido la subvención electoral que le corresponde. No obstante, dispone de dinero en tesorería a cuenta de las subvenciones por su representación parlamentaria. En cualquier caso, Podemos mantendrá su política de no recurrir a los bancos para financiarse bajo el argumento de no convertirse en un rehén de los poderes financieros como, denuncia, son el resto de fuerzas.

Ciudadanos

Menos mítines y más pequeños. Ciudadanos aún no ha diseñado la probable campaña electoral, pero tiene claro que no diferirá mucho de la anterior: repetirán programa y listas, y calculan un desembolso similar al del 20D, algo más de tres millones de gastos generales y casi otro tanto para hacer llegar sus papeletas y propuestas a buena parte de los hogares españoles. La formación liderada por Albert Rivera parte de una situación económica saneada. Las subvenciones públicas recibidas por los 40 escaños y 3,5 millones de votos cubrieron sus gastos de campaña, financiados con un crédito bancario de cuatro millones. No tiene deudas y sí un ligero superávit. La filosofía general es no saturar a una ciudadanía con cierto hartazgo por la omnipresencia de la política, la incapacidad para pactar y la repetición de elecciones. Sin embargo, tampoco ve conveniente reducir la campaña ante una fecha (26 de junio) y una tendencia demoscópica que apuntan al aumento de la abstención. Los naranja barajan una campaña con menos mítines y de menos tamaño, en la que aumentarán los encuentros sectoriales -para destacar propuestas- y el trabajo de calle.