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El presunto asesino de Chella tenía una orden de alejamiento de una exnovia

M. G. N. / Colpisa VALENCIA

ESPAÑA

MANUEL BRUQUE

Violento, conflictivo y sin oficio, fue condenado a trabajos sociales durante un mes

31 oct 2016 . Actualizado a las 20:59 h.

«A mí me conocen bien dos o tres personas, el resto sabe de mí lo que yo quiero que sepan». La frase, compartida hace unos días en una red social por Rubén Mañó Simón, el presunto asesino de Vanessa Ferrer Ciges, de 15 años, cobra ahora especial significado al tratar de escarbar en la personalidad de este joven de apenas 21 años, presunto autor del crimen que ha conmocionado a toda España.

«Estaba peleado con media comarca de la Canal», recuerda un vecino de Chella (Valencia) que vivía cerca de su domicilio. Y es que, pese a su juventud, Rubén acumulaba toda una serie de enfrentamientos y pugnas, ninguna de ellas especialmente grave eso sí, hasta lo ocurrido el pasado miércoles cuando presuntamente acabó con la vida de Vanessa, cuyo cadáver fue localizada en el fondo de un barranco, sin apenas ropa, a 150 metros de la casa de su presunto asesino.

La relación que Rubén mantenía con Vanessa, la malograda joven, era de simple amistad, según recalcaron varios vecinos, incluido el alcalde del municipio. Incluso las dos familias mantenían una cierta relación y no era extraño ver juntos a varios de sus miembros.

Ahora, los vínculos parecen estar rotos de manera definitiva. Tras lo ocurrido, sin embargo, ha sido imposible contactar con los padres del presunto asesino, recordó el primer edil.

De este modo, la relación entre Vanessa y Rubén se mantenía en un mero aprecio pese a la diferencia de edad que había entre ambos, seis años.

Amigo de la familia

Alguno de los amigos afirma, sin embargo, que Rubén «comenzó comportándose muy bien con Vanessa y sus amigas. Era muy amable con ellas». También le había ofrecido en alguna ocasión «algún porro, pero nada de droga», matizan conocidos de la joven, quienes insistieron en que «ella nunca quiso probarlas».

«No era lo que podríamos llamar una mente privilegiada», recuerda este conocido, quien definió a Rubén como «un personaje» en el mal sentido del término. «A una chica de Chella que tuvo de pareja hace algún tiempo la trató bastante mal y tenía una orden de alejamiento de ella», recordó un vecino.

En otra ocasión fue condenado por un mandato judicial a realizar ocho horas al día de trabajos sociales durante un mes.

Tratar de ahondar en su actual profesión es todo un misterio: «Era un nini». Su «ocupación» actual, según comentaron varios vecinos, «era trapichear con marihuana e ir de fiesta, poco más».

«Su vida no tenía sentido», explicó otro vecino, quien recordó haber discutido en alguna ocasión con él por una cuestión baladí: «Por cualquier cosa que no le gustara se enfadaba y te podría crear un problema. Era mejor olvidarlo y no hacerle caso».

En noviembre del pasado año, cuando vio caminando a una expareja con otro chico, reaccionó violentamente: rompió el retrovisor del coche de este chico, cogió el móvil de la joven y lo estrelló contra el suelo. Además, y durante las recientes fiestas de San Miguel del pasado mes de septiembre, en el cercano municipio de Enguera, mantuvo algún altercado en forma de pelea con vecinos.