Susana Díaz mantiene la incógnita sobre su candidatura para liderar a los socialistas
ESPAÑA
«Me gustaría sumar a Pedro Sánchez y a miles de militantes», asegura López, cuyo paso adelante rebaja la batalla interna
16 ene 2017 . Actualizado a las 10:06 h.La anunciada candidatura de Patxi López a la secretaría general del PSOE, mientras que Susana Díaz sigue guardando un calculado silencio sobre sus planes de futuro, no evitará la división interna pero, a juicio de muchos de sus partidarios y a los ojos de no pocos afines a Díaz, ofrece una garantía de que la batalla no dejará heridas mortales. El que fue primer y único lendakari no nacionalista, entre el 2009 y el 2012, presentó ayer un esbozo de su proyecto y dejó algo claro: no alentará la fractura, ni en lo orgánico ni en lo ideológico.
Su propuesta es una vuelta a los valores del socialismo clásico, puro y duro. Con el expresidente del Congreso están, aunque de momento prefieran permanecer en un segundo plano, muchos de los antiguos colaboradores de Pedro Sánchez. Y no precisamente los que se mantuvieron tibios en sus últimos días al frente del partido, sino los que, como el exportavoz en el Senado Oscar López o el responsable de su campaña, Rodolfo Ares, participaron activamente en su estrategia para conservar el timón con un congreso exprés en pleno debate sobre la investidura de Rajoy. Sin embargo, el vasco eludió la identificación de su candidatura con esa etapa.
A los 57 años, su trayectoria en el partido es suficientemente larga como para elaborar un discurso transgresor. Habla el mismo idioma que la mayoría de los barones que apoyan a la andaluza; a diferencia de lo que, en su última entrevista, hizo Sánchez, rechaza que haya que unirse a Podemos para formar una alternativa al PP, defiende que el PSOE debe ocupar la izquierda con un proyecto autónomo y cree en la democracia representativa como fórmula de convivencia.
Eso no significa que no aspire a sumar tras de sí a buena parte de los exsanchistas, pero en su comparecencia rechazó el debate de «etiquetas». «No creo que haya dos partes en el PSOE y desde luego yo nunca voy a jugar a eso -dijo-. Sé que hay cargos que tenemos pensamientos diferentes sobre algunas cuestiones y eso es lo que tenemos que exponer sin dramatismo, porque cuanto más debate hay más reforzamos el proyecto».
No a ser izquierda «analgésica»
La transversalidad es la principal baza del exlendakari en un momento en el que el PSOE parecía abocado a la polarización extrema tanto en lo que se refiere al proyecto ideológico como en lo que afecta al modelo de partido. López insistió en que hay que convertir al PSOE en un partido de «izquierda exigente» y no en una izquierda «analgésica de las políticas de la derecha», pero él, que no es precisamente un recién llegado, evitó señalar con dedo acusador a nadie. Al revés, aseguró que asume «todo el legado» de su partido y admitió que ha sido la socialdemocracia europea en su conjunto la que ha bajado la guardia frente al capitalismo.
Tampoco pulsó ese otro botón que enciende los ánimos en la formación, el de la participación directa de los militantes en las decisiones clave. Lo más que hizo fue prometer que la suya será una dirección colectiva. Pero para tranquilidad de los más clásicos, subrayó que el PSOE no es un partido asambleario ni presidencialista. Y, aunque dejó claro que no reniega de su oposición a dejar gobernar al PP, también aseguró que asume la decisión tomada en el comité federal. «Eso es lo que nos hace ser un partido y es -dijo- mi cultura».
Faltan cuatro meses para las primarias (aún sin fecha clara) y cinco para el congreso por delegados. López explicó que ha decidido anunciar ya su candidatura, una vez el comité federal aprobó las fechas del cónclave (17 y 18 de mayo) para cortar especulaciones. Pero ni siquiera tiene claro cómo planteará su campaña, más allá de que la empezará en su pueblo, Portugalete. Hay otra cuestión que el aspirante a liderar el PSOE dejó en el aire y es si considera este paso un escalón hacia la presidencia del Gobierno o si está dispuesto a dejar, cuando llegue el momento, que sean otros quienes aspiren a la Moncloa. «Ahora estoy centrado en ser candidato a la secretaria general. Nada más», dijo.
«No me presento para impedir que nadie se presente»
«Yo no me presento contra nadie, ni para impedir que nadie se presente», aseguró ayer Patxi López. El diputado vasco trató de disipar los recelos de los, cada vez más escasos, fieles sanchistas hacia su candidatura, y prometió que no buscará componendas con Susana Díaz, sino que irá «hasta el final» con su candidatura, aunque tampoco buscará la confrontación. «Todos somos socialistas -dijo-, el adversario es la derecha». Sabe que aún es pronto para que Pedro Sánchez, con el que habló el sábado, tome una decisión. Pero mostró su deseo de contar con él y con «miles de militantes».
Los partidarios del veterano político, que siempre ha contado con muchos adeptos, admiten que ganar las primarias no está fácil porque Susana Díaz parte con la «ventaja» numérica que le da el apoyo de la federación andaluza, la más numerosa del PSOE, y el de las federaciones en las que gobiernan los socialistas.
Voto catalán
Con todo, a nadie se le escapa que la mayor parte de las federaciones están muy fracturadas y que en el PSC, el único que podría ayudar a contrarrestar a Andalucía en número de afiliados (aunque a enorme distancia), la presidenta de la Junta tiene difícil entrada. Sobre la relación con los socialistas catalanes se pronunció también López. Defendió que la ruptura sería un mensaje pésimo tanto para el partido como para el país. «No se puede entender el PSOE sin el PSC, como no se puede entender España sin Cataluña», dijo.