La dirección del PP zanja una renovación territorial del partido a su medida
ESPAÑA
Los congresos despiden a la vieja guardia y alumbran un nuevo plantel de barones
02 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Este es el PP con el que Mariano Rajoy aspira a reconquistar la unidad del centro derecha y afrontar el primer asalto de las elecciones autonómicas del 2019. Con los últimos congresos en Castilla y León, La Rioja, la Comunidad Valenciana y Melilla, la dirección nacional del partido zanja este fin de semana la situación de interinidad en la que se encontraban muchas de sus maltrechas estructuras territoriales desde el severo retroceso sufrido en los comicios del 2015. Y a falta de emprender el mismo proceso en el escalafón provincial, la cúpula se dota de un nuevo plantel de barones con el reto de recuperar los seis ejecutivos regionales que se perdieron hace dos años.
Fue la arenga con la que María Dolores de Cospedal, reelegida secretaria general del PP, clausuró el pasado 12 de febrero el congreso nacional de los populares. «No podemos conformarnos con mantener posiciones -advirtió-, salimos a ganar y a devolver a la gente de este país los gobiernos sensatos que necesitan». Para la consecución de ese reto, la formación conservadora ha procedido a renovar el liderazgo en doce de las diecinueve plazas, si se incluye Galicia. Esta cifra supone que nuevos dirigentes territoriales han tomado las riendas en el 63 % de las organizaciones del PP.
Allí donde los populares tuvieron que ceder el poder, solo Cospedal, en Castilla-La Mancha, y José Antonio Monago, en Extremadura, permanecen al frente del partido. En la Comunidad Valenciana, Aragón, Cantabria y Baleares, serán otros los que trabajen por alcanzar los gobiernos perdidos. Así, Isabel Bonig, que recibió el encargo de administrar el PP valenciano tras la dimisión de Alberto Fabra en el 2015, será hoy proclamada presidenta en su congreso regional. Del mismo modo, Luis María Beamonte ha heredado la formación aragonesa de la veterana Luisa Fernanda Rudi, Biel Company se ha impuesto en las Islas Baleares a José Ramón Bauzá y María José Sáenz de Buruaga ha logrado vencer, aun por cuatro votos, a Ignacio Diego en Cantabria.
Perfiles
En la sede central de Génova, siempre con el horizonte de los comicios, se buscaban perfiles capaces de airear el partido, aglutinar de nuevo al electorado en torno las siglas del PP y, casi tan importante como lo demás, pactar con el resto de fuerzas políticas para volver a encabezar las instituciones.
Esa misma filosofía ha hecho que los populares procedan de diferente manera según los territorios. En algunas organizaciones, como Andalucía, Extremadura, Asturias o Castilla-La Mancha, se ha apostado por la continuidad. O bien por las expectativas de crecimiento electoral o por conceder una nueva oportunidad para que sus líderes terminen de asentarse. En otras, como Madrid, Canarias o Cantabria, el cambio persigue rejuvenecer las filas y consolidar presidentes con rasgos tendentes al centro y al diálogo. Mientras, en el País Vasco, Cataluña y Valencia, Alfonso Alonso, Xavier García Albiol y Bonig asumen la responsabilidad de rearmar sus proyectos. Y en regiones como Murcia, Castilla y León, Aragón o La Rioja, la actualización lleva aparejada la despedida de la vieja guardia del PP. Ramón Luis Valcárcel, Juan Vicente Herrera, Luis Fernanda Rudi y Pedro Sanz dejan paso a una nueva oleada de barones. Es lo que en palabras del eurodiputado Esteban González Pons podría definirse como la retirada de «la generación del Cuéntame».
Los últimos elegidos congresos del PP en La Rioja, Castilla-león, Valencia y Melilla
Martínez-Maíllo diseñó el proceso, en el que se impone el sistema de doble vuelta
En los despachos de la sede central de la madrileña calle Génova están satisfechos con el resultado de un proceso complejo en el que, por primera vez, se ponía en marcha el sistema de doble vuelta ideado por el coordinador general, Fernando Martínez-Maíllo, para la designación de presidentes. Se trata de una fórmula híbrida que combina el voto directo y la democracia representativa. Es decir, permite a los afiliados pronunciarse sobre su futuro líder en una primera fase, pero concede la última palabra a los delegados o compromisarios que participan en los congresos.
Frenar el debate
El mecanismo, orientado a frenar el debate sobre primarias, se aplicará ahora en las citas provinciales. Y, de hecho, este será el modelo futuro del Partido Popular frente a los cónclaves asamblearios que la dirección nacional ha permitido en la Comunidad Valenciana, Madrid, Baleares y La Rioja. Pese a que los estatutos recogen la posibilidad de autorizar congresos en los que se iguale el número de compromisarios al de militantes, la intención de Martínez-Maíllo es que este formato sea «excepcional».
Fuentes de la cúpula defienden las bondades de la doble vuelta, que ha permitido que surjan candidatos alternativos, pero que, salvo en batallas muy ajustadas como la de Cantabria, ha facilitado poner fin a los conflictos en la primera votación y garantizar, por lo tanto, la paz interna en todos los congresos celebrados.
Salvo en La Rioja, se imponen los candidatos avalados por Génova
El congreso del PP riojano contravino ayer la tesis sobre omnipotencia de los aparatos de los partidos y demostró que «Génova gana, casi siempre». Siendo como era un cónclave asambleario, en el que los 2.599 afiliados tenía voz y voto, el resultado resultaba menos predecible desde la cúpula nacional. Finalmente, José Ignacio Ceniceros se impuso al obtener el 52,25 % de los apoyos frente al 47,39 % de la candidatura liderada por Cuca Gamarra, la favorita de la dirección. Con 60 años, quien estaba llamado a ejercer de presidente transitorio tras la dimisión del veterano Pedro Sanz, acabó ganando por 109 votos. En realidad, es la excepción que confirma la regla. En el resto de citas, los aspirantes oficiales han barrido a los alternativos.