Ni Díaz es Goliat ni Sánchez es David

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

PSOE

Ser la candidata del aparato perjudica a la andaluza y los casos de corrupción del PP impulsan al ex secretario general

06 may 2017 . Actualizado a las 11:19 h.

Susana Díaz ha perdido la condición de gran favorita y tendrá que trabajar mucho si quiere ganar. Pero Pedro Sánchez ha perdido también el cartel de outsider que lucha por algo casi imposible, a lomos del que cabalga desde hace tiempo. Se ha impuesto en once comunidades. Las primarias del PSOE ya no son la lucha de David contra Goliat, sino una carrera de fondo entre dos contendientes que están prácticamente igualados en apoyos. El recuento y la validación de avales dejó la diferencia entre ambos en 6.273 papeletas, con 59.390 a favor de Díaz y 53.117 de Sánchez. Patxi López pasó el corte con algunos apuros, al quedarse en 10.866.

Expectativas previas

Díaz cumple, Sánchez sorprende. La cifra de avales lograda por Susana Díaz es muy buena, no solo en Andalucía, sino también en el resto de las comunidades. Incluso está por encima de sus propias expectativas en muchos casos. El problema para ella es que Sánchez ha superado con mucho la cifra que sus partidarios le calculaban en autonomías más pequeñas. La victoria de Sánchez en la Comunidad Valenciana no es sin embargo tanta sorpresa, porque, aunque el presidente Ximo Puig apoye a Díaz, el secretario general en la provincia de Valencia es José Luis Ávalos, un hombre de Sánchez,

Exceso de apoyos

Hay abrazos que matan. La militancia del PSOE tiene una contrastada vena ácrata y de rechazo al aparato que ha quedado reflejada en numerosos procesos de primarias. Ahí están los casos de Borrell y del propio Sánchez en su anterior batalla contra Eduardo Madina. Desde ese punto de vista, el exceso de apoyos oficialistas y de la vieja guardia del PSOE está jugando en contra de Díaz. Aparecer como la candidata de Felipe González, de Alfonso Guerra, de Rubalcaba, de Zapatero y también de casi todos los barones es una invitación al rechazo por parte de aquellos afiliados socialistas que consideran que el PSOE debe evolucionar.

El factor catalán

El PSC trabaja para Sánchez A nadie puede extrañarle que Díaz arrase en Andalucía, pero sorprende algo más la magnitud de la victoria de Sánchez en Cataluña. Los datos demuestran que el PSC está muy lejos de mantenerse neutral en esta batalla, como prometió su primer secretario, Miquel Iceta, y el aparato catalán trabaja muy activamente en favor de Sánchez. El problema puede agravarse aquí para Díaz, porque un 63 % de los militantes catalanes no ha avalado a nadie. Si finalmente una buena parte de estos acude finalmente a votar el 21, Cataluña puede dar un impulso muy fuerte a Sánchez.

El efecto corrupción

El PP es el mejor aliado de Sánchez. El PP está siendo en esta campaña el mejor aliado de Sánchez. Primero, porque la catarata de nuevos casos de corrupción hace más difícil explicar a los militantes por qué el PSOE dejó gobernar a Rajoy, alimentando así el discurso del «no es no». Y, segundo, porque el claro apoyo de los populares y de los medios conservadores a Díaz, con despliegue de portadas incluido, no es el mejor aval para un candidato a las primarias del PSOE.

La herida seguirá abierta

No habrá goleada. El resultado final es incierto, pero a estas alturas ya se puede decir que nadie va a ganar por goleada. Y eso, lejos de ser bueno, es un gran problema para el PSOE. Gane quien gane, dirigirá el partido frente a un sector crítico amplio y muy crecido, que difícilmente tirará la toalla. Y que incluso podría seguir dando la batalla interna de cara a las primarias para la candidatura a la presidencia del Gobierno, que los socialistas están obligados a convocar estatutariamente. En esas condiciones, superar la brecha actual y lograr la unidad se antoja misión imposible, gane quien gane.

El discurso se endurece

Lucha a cara de perro. La primera consecuencia del ajustado recuento de avales ha sido el endurecimiento del discurso, que irá en aumento hasta el 21 de mayo. Se acabaron las pullas soterradas al rival. El ataque es ya directo. Y la lucha, a cara de perro.

Escenarios de futuro

Más inestabilidad con Sánchez. La victoria de Susana Díaz no garantizaría la unidad en el partido, pero sí una cierta estabilidad, al tener el apoyo de la gran mayoría del aparato nacional y de los barones regionales. Por el contrario, un triunfo de Sánchez abocaría al PSOE a una situación muy compleja, porque tendría un líder que ha sido descalificado por la mayoría de los dirigentes regionales y por todos los históricos del partido. Ese escenario, en el que para acabar imponiéndose Sánchez tendría casi que construir un nuevo PSOE, abriría una lucha de poderes de difícil gestión.