El Gobierno advierte que actuará con todas sus armas en defensa de la democracia
ESPAÑA
Rajoy avisa a los secesionistas que responderá con firmeza y que ellos serán los responsables de lo que pueda pasar
03 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Antes de que el independentismo catalán dé un impulso decisivo a las leyes de ruptura, Mariano Rajoy lanzó este sábado un último aviso y emplazó a Carles Puigdemont a desistir de sus planes. En un discurso de carácter preventivo, urgió al bloque secesionista a «desconectar de la insensatez» y abandonar sus «amenazas absurdas». Porque de lo contrario, advirtió, como presidente no abdicará de su obligación de gobernar y hacer cumplir la ley: «En sus manos está lo que pueda pasar en las próximas fechas». A un mes del 1-O, Rajoy depositó toda la responsabilidad en el Ejecutivo autonómico. El tono, elevado, y el mensaje, contundente, estaban medidos y dieron continuidad a la intervención de Soraya Sáenz de Santamaría 24 horas antes en la reunión interparlamentaria del PP en Valencia. La vicepresidenta sentenció el viernes que el día que la Generalitat firme las leyes de ruptura habrá rubricado su salida de la democracia. «Y la democracia -avanzó- actuará con todas sus armas».
«Con toda la fuerza»
El Gobierno intenta apuntalar la idea de que no está dispuesto a renunciar a ningún instrumento legal. Es cierto que se ha tomado la decisión de no alentar el «victimismo» de los secesionistas y, por lo tanto, no hablar de instrumentos como el 155. «Haremos cumplir la ley con toda la legitimidad y con toda la fuerza de la ley, sin levantar la voz ni entrar en ningún enfrentamiento estéril, que es lo que pretenden los extremistas y radicales», resumió Rajoy en la clausura del cónclave de los populares en Valencia. Pero siendo así, en el Gobierno tampoco creen conveniente que se nieguen los recursos con los que cuenta el Estado. Se busca inducir al independentismo a replantearse sus postulados. En realidad, es la misma estrategia disuasoria de siempre, pero reforzada ante la cercanía de los acontecimientos. El departamento de la vicepresidenta, encargada de la gestión del conflicto con Cataluña, hace meses que trabaja en este objetivo. Soraya Sáenz de Santamaría se ha servido de las sentencias del Tribunal Constitucional y de las inhabilitaciones de los cargos políticos que promovieron la consulta del 9 de noviembre del 2014, para intentar convencer a la Generalitat de que su hoja de ruta no lleva a ninguna parte.
Pero si esta vía no funciona, todos los escenarios posibles para impedir la culminación del plan independentista están contemplados. «Con proporcionalidad», sostiene Rajoy, pero con «total firmeza». De momento, sin ánimo de anticipar, el Ejecutivo se prepara para esta semana. En el Gobierno se trabaja con la previsión de que el secesionismo pretende maniobrar para que la proposición de ley del referéndum, y es posible que también la de transitoriedad, sea aprobada en el pleno del Parlamento catalán del miércoles y jueves próximos. Ese sería el paso previo a la convocatoria formal de la consulta ilegal. «En un día algunos pretenden liquidar la soberanía nacional y la Constitución; no lo van a hacer», zanjó este sábado el presidente.
Todo previsto
Todo está en el aire. No sería la primera vez que los secesionistas ralentizan su hoja de ruta. Así ocurrió en agosto, cuando el día 16 la Mesa del Parlamento catalán optó por no estudiar la admisión a trámite de la ley del referendo. Pero en el Ejecutivo aseguran que si el miércoles el texto de esta norma se introduce en el pleno, el Consejo de Ministros celebrará una reunión extraordinaria para autorizar al presidente a interponer un recurso ante el Tribunal Constitucional. Ese mismo día, los magistrados de este órgano reanudan su actividad ordinaria y han convocado un pleno. En todo caso, el Constitucional puede reunirse de urgencia siempre que sea necesario. Lo que ninguna de las partes sabe pronosticar es qué ocurrirá el día después de que el tribunal, con toda probabilidad, suspenda las normas encaminadas a proclamar la república catalana. En todo caso, el presidente reclamó a la Generalitat «recuperar la cordura y volver al diálogo» y censuró que el Ejecutivo de Puigdemont esté «secuestrado por radicales». Pero replicó que el «golpe» que planean, la «voladura» de la Constitución, no será posible. «Nadie va a liquidar la democracia», concluyó.