
La diputada Eulàlia Reguant avanza que se hará «un control de capital y de flujos en Cataluña» para «garantizar, al menos durante un tiempo, la capacidad de funcionar de la república»
10 oct 2017 . Actualizado a las 07:18 h.La diputada de la CUP, Eulàlia Reguant, desveló hace unos días, durante una entrevista concedida al portal catalán NaciòDigital, los pasos concretos que seguirá la formación anticapitalista para hacer efectiva la declaración unilateral de independencia en caso de que finalmente se lleve a cabo. Además de avanzar un progresivo control del territorio -puertos y aeropuertos-, Reguant se mostró partidaria de imponer un corralito. «A partir de la declaración de independencia, haremos un control de capital y de flujos en Cataluña para garantizar, al menos durante un tiempo, la capacidad de funcionar de la república», dijo.
Teniendo en cuenta que las finanzas catalanas están intervenidas por el Ministerio de Hacienda, la diputada considera que es preciso «dejar de trabajar» con Caixabank, el Banco Sabadell y el BBVA, y construir el Instituto Catalán de Finanzas (ICF) para que tenga un papel activo a partir de esta semana, «convertirlo en la banca pública».
Confianza en la DUI
El diputado de la CUP Benet Salellas confía en que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, proclame la independencia de Cataluña en el pleno de este martes, a las seis de la tarde, cuando comparecerá a petición propia para valorar la situación política: «El acuerdo político es ese». Lo ha dicho en una rueda de prensa en la que ha concretado que lo que tiene que haber en ese pleno es la «constatación de que hubo un referendo vinculante cuyo resultado es efectivo», por lo que pide que inmediatamente después de la proclamación se aplique la ley de transitoriedad.
«No sería correcto retrasar la aplicación de la independencia con el pretexto del diálogo», ha insistido, y ha recordado que antes de comenzar a dialogar deben constituirse como Estado para negociar de igual a igual. Por eso, piden que no sea una proclamación «simbólica, retórica, ni accesoria» para poder negociar al mismo nivel con el Gobierno.
