En contra de la versión de la Generalitat, que primero negó el éxodo y luego aseguró que este sería «temporal», Oliu dejó claro que nada más lejos de la realidad
27 oct 2017 . Actualizado a las 07:17 h.«No hay nada fijo en la vida, pero evidentemente es una decisión muy meditada que no tiene fecha de caducidad en absoluto». Así se pronunciaba en Alicante el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, sobre el traslado de la sede social y fiscal de la entidad financiera, que este jueves celebró en tierras valencianas su primer consejo de administración.
El Sabadell fue el primer banco que tomó la decisión de salir de Cataluña ante la escalada de tensión secesionista, y quien abrió el camino que luego seguirían centenares de empresas -los registradores cifran en 1.603 la fuga de sociedades hasta el miércoles-.
Además, en contra de la versión de la Generalitat, que primero negó el éxodo y luego aseguró que este sería «temporal», Oliu dejó claro que nada más lejos de la realidad. Lo mismo hizo el martes el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, que durante la presentación de resultados del tercer trimestre -celebrada en Valencia, su nueva sede administrativa y fiscal- también confirmó el carácter indefinido del traslado.
Y es que no está la banca, ni los empresarios, ni mucho menos la economía para sobresaltos como los que provoca -y amenaza con agudizar aún más- el soberanismo. De hecho, el consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, se sumó este jueves a las advertencias sobre los riesgos de mantener el conflicto independentista. En la conferencia con analistas para presentar los resultados del banco hasta septiembre, la primera pregunta fue precisamente sobre Cataluña y el ejecutivo dejó claro que «cuanto más tiempo pase sin resolverse la situación, más afectará a la actividad».
Aunque aseguró que aún es demasiado «pronto» para dar una estimación del impacto que tendrá sobre la economía, Álvarez admitió que la tensión se nota en el negocio bancario y dio a entender que se reflejará en el cierre de este ejercicio.
Reconoció que la situación había provocado «cierto nerviosismo» y «afluencia de clientes», tanto en Cataluña como en el resto del país, así como que se había producido «movimiento de depósitos, pero no material». Tampoco desveló el alcance de los depósitos que pudieron salir de otras entidades financieras y acabaron buscando refugio en el Santander.