Adolf Tobeña: «La pasión y la devoción secesionistas por lograr el paraíso es de raíz religiosa»
ESPAÑA
El autor de «La pasión secesionista» sostiene que el movimiento independentista es producto de las élites más acomodadas que piensan que solos estarían mejor
04 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Catedrático de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona, Adolf Tobeña (Graus, Huesca, 1950) es autor de La pasión secesionista (ED Libros), un libro en el que analiza desde el punto de vista de la psicobiología y la neurología la consolidación del independentismo como un movimiento de masas. Tobeña vive en Barcelona desde los 16 años.
-¿En que consiste la pasión secesionista?
-El movimiento independentistas, gracias a la inteligencia del activismo que hay detrás, ha conseguido enamorar, seducir, persuadir a la mitad de los catalanes con un horizonte espléndido y para ello ha encendido todos los motores de la pasión victoriosa. Es lo que hacen todos los líderes, empresariales y deportivos, despertar la pasión por la victoria.
-¿Cuál es su diagnóstico desde su visión científica de lo que está pasando en Cataluña?
-No tiene nada que ver con el diagnóstico erróneo que la mayor parte de la intelectualidad hispana ha hecho ante este fenómeno, que es catalogarla como un desvarío, una sinrazón, un delirio, una locura, una obnubilación o una especie de hipnosis. Es una pasión de un grupo que quiere conseguir la victoria y alcanzar el objetivo que se ha propuesto y para eso necesita motores pasionales. Es un enamoramiento colectivo, cuyos resortes internos son muy parecidos al individual. En el colectivo se trata de aunar fuerzas grupales para alcanzar la victoria. La gente que está enamorada se atreve a todo, no ve obstáculos de ningún tipo, se cree capaz de superar todas las barreras y vive en una especie de burbuja, que a veces es eufórica, pero puede pasar a la melancolía. A los enamoramientos colectivos les pasa lo mismo. Para llevar a los grupos humanos a la expectativa de victoria hay que infundirles pasión por el horizonte codiciado para vencer a los contrincantes y someter a los disidentes. Ocurrió en las poblaciones europeas que fueron ilusionadas, eufóricas, festivas a la I Guerra Mundial.
-¿El independentismo catalán tiene algo de excepcional?
-Es la primera vez en la Unión Europea en que una región aprovecha el contexto democrático, sin recurrir al levantamiento violento, para conquistar la segregación. Por tanto, es un fenómeno radicalmente nuevo, por eso los políticos tienen tanta dificultad para afrontarlo. Y también es especial porque lo han lanzado las élites más acomodadas, educadas, cosmopolitas y con más relaciones y vivencias internacionales de toda la sociedad catalana. Está montado por la intelligentsia catalana. No surge por agravios económicos, pobreza o explotación, sino al revés, son las élites, las clases medias y profesionales más destacadas las que deciden que el marco en el que viven es una rémora y se lo montarían mejor solos. Y lo hicieron aprovechando que España estuvo débil, al borde de la bancarrota, para poner en marcha un experimento que en el marco europeo creían que podían ganar. Otro error de la intelectualidad hispana es que creían que era un suflé pasajero y resulta que llevamos siete años con esto, porque han atrapado a la mitad más educada, viajada y pudiente.
-Pero han engañado a la población asegurando que la república sería reconocida internacionalmente y no huirían las empresas.
-Claro, es que para generar esa pasión y esas expectativas de victoria hay que usar el engaño, pero en política es lo habitual. Además, estas ilusiones, pasiones y devociones por conseguir objetivos que prácticamente son paraísos o Arcadias felices son de raíz religiosa. En el caso catalán la influencia de la Iglesia es enorme, ya que Cataluña y el País Vasco son las dos regiones más devotas de la Península Ibérica, con una tradición de siglos. La influencia y el trabajo de los sectores eclesiásticos corren por debajo de todas las iniciativas secesionistas e incluso en el lenguaje se nota que impregnan el movimiento. El exvicepresidente Junqueras es un especialista que hizo su tesis en el Vaticano y usa un lenguaje estrictamente religioso, cargado de moralidad, sus discursos son casi los de un obispo en el templo. Habla en términos de bien y de mal, de buena gente y de mala gente, de gente virtuosa y pecaminosa. Sus discursos valdrían para el sermón del domingo en la catedral de Barcelona o en la abadía de Montserrat.
«El Barça y Barcelona son ases del independentismo»
Tobeña considera que el Barça y la ciudad de Barcelona son dos iconos, dos historias de éxito incontestable de Cataluña en el mundo, que los secesionistas han sabido aprovechar para su causa.
-Hay dos grandes historias de éxito de Cataluña en el mundo, que son el Barça y Barcelona, que han servido a las élites secesionistas para autoconvencerse de que podían ganar. Barcelona es una capital capaz de competir y batir a Madrid en muchos campos y eso no existe en Europa, donde ninguna ciudad hace la competencia a las capitales, a Londres, París o Berlín, en sus respectivos países. Barcelona es una capital mundial, que atrae talento del mundo entero, tecnológico, de las comunicaciones, del diseño, de la arquitectura, del arte, de la ciencia, no solo turismo. Las mejores universidades españolas están en Barcelona. Y el Barça se ha convertido en el líder del mayor espectáculo del mundo. Hay razones para que gente muy inteligente se convenciera de que podían ganar teniendo esos dos ases en la mano. Podían concluir que si han conseguido que Barcelona esté entre las diez mejores ciudades del mundo y el Barça sea el equipo con más seguidores, esta historia la van a ganar. Quien empezó a predicar eso de forma desinhibida fue Joan Laporta. Es el verdadero profesor de Guardiola y los que han venido después, el que implantó el estilo de dirigirse al mundo con orgullo, sin necesidad de utilizar el marco hispano. Ese es el mecanismo mental que está detrás del secesionismo.
-Mantiene que las televisiones y radios catalanas son muy buenas y resultan fundamentales.
-Son sensacionales. Las televisiones y las radios catalanas ofrecen productos mucho más atractivos, ágiles e informativos, y debates mucho más vivos y programas de humor más irreverentes y versátiles que la competencia estatal. Por eso la gente educada los sigue más, aunque cuelen de manera sistemática mensajes secesionistas.
«La única solución es que los no secesionistas ganemos las elecciones»
«En Cataluña se vivía con alivio, calma, tranquilidad y liberación fantásticas desde que hace una semana se desactivó la declaración de independencia en una hora y media, que fue algo sensacional, con la aplicación efectiva e inmediata del artículo 155», explica. «Rajoy actuó con una audacia y celeridad encomiables convocando elecciones. Frente a un movimiento que se presentó, de forma engañosa, como defensor de las urnas, dijo pues ahora a votar de verdad, no de forma chapucera o fraudulenta», añade. «Esa tranquilidad se acabó cuando la juez decidió encarcelar al Gobierno catalán, esto ha vuelto a unir y enfervorizar al campo secesionista», concluye.
-¿Cómo es posible que la mayoría no independentista haya estado callada tanto tiempo?
-Si tienes la sensación de ser minoría cuesta mucho psicológicamente hacerse notar. La propaganda y agitación secesionista ha sabido emplear muy bien la táctica de ocupar todo el territorio, dar la sensación de ser muchos más de los que son. Con la presencia abrumadora de símbolos secesionistas en ciudades y pueblos, de tal manera que la gente tiene día tras día la sensación de que, si campean las esteladas y las proclamas secesionistas, en los lugares más prominentes, sin que pase nada, eso quiere decir que van a hacerse con el poder. A eso se añade que la penetración de mensajes secesionistas, en las emisoras públicas de TV y radio, y también en algunas de las privadas más seguidas, es sistemática. Como el Estado está muy poco presente, en un país tan descentralizado como España, la población piensa que los secesionistas van a ganar y mejor es no significarse.
-¿Hay solución a corto plazo?
-La única es que ganáramos los no secesionistas las elecciones, esto se calmaría durante diez años. Se podría llegaría a un acomodo constitucional, que podría servir quizás para una generación. De todos modos, hay que tener presente que todo depende de reconducir a los conversos al secesionismo, a este 30 % de catalanes que no lo era hace tres años y eso es factible. Hay que dar una salida a ese 30 % que han comprobado que se ha producido lo impensable, que se fueran las empresas que representan el 40 % del PIB catalán y miles de millones de capitales. Han visto las orejas al lobo.