El comité federal, sin los críticos, aprueba por unanimidad un nuevo reglamento que refuerza al secretario general, que marca como objetivo ser el primer partido en el 2019
18 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Como si fuese un traje confeccionado a medida, Pedro Sánchez ya tiene un partido construido a su imagen y semejanza. Ayer en el comité federal pasó el rodillo para aprobar por unanimidad la nueva reglamentación a la que se someterá el PSOE, en la que destaca el fortalecimiento de la figura del secretario general y el papel de la militancia en la toma de decisiones trascendentales; será a costa de los barones territoriales y de los cuadros intermedios, que pierden poder de manera considerable.
Desde su triunfo en las primarias, Sánchez domina el comité federal con una abrumadora mayoría próxima al 80 %, pero el porcentaje de afines que acudieron a la convocatoria de ayer en Aranjuez rozó el pleno, ya que la mayor parte de los críticos con la dirección se quedaron en sus casas alegando «problemas de agenda». Este fue el caso de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, con la que disputó un proceso de primarias a cara de perro, pero también el del presidente valenciano, Ximo Puig, su homóloga en Baleares, Francina Armengol, o el mandatario asturiano, Javier Fernández. Todos y cada uno de los ausentes recibieron un cariño durante el discurso del secretario general, en lo que pareció un claro intento de Sánchez de tender puentes a pesar de que conoce mejor que nadie que la situación está muy lejos de reconducirse, y que hacerse con el control de determinados territorios le resultará una tarea casi imposible.
Durante su discurso, Sánchez abrazó el pronóstico lanzado hace un par de días por el europarlamentario gallego José Blanco, y se fijó una meta de cara al 2019: liderar el PSOE hasta convertirlo en «la primera fuerza política en este país». El dirigente socialista cree que «con la división de las derechas», por la pugna que mantienen PP y Ciudadanos, se abre una ventana de oportunidad que tratará de aprovechar para captar apoyos.
Si no hay sorpresas, la primera cita electoral se celebrará a finales de mayo del próximo año, un domingo en el que casi con total probabilidad coincidirán las elecciones municipales, autonómicas (salvo en Galicia, Cataluña, Andalucía y País Vasco) y al Parlamento Europeo. Para coordinar los trabajos de cara a estos comicios Sánchez ha designado a la presidenta del partido, Cristina Narbona, y al responsable de estudios y programas, José Félix Tezanos.
La «parálisis» de Rajoy
En su extensa intervención de ayer, el líder de Ferraz denunció la «parálisis» en la que está inmerso el país por culpa del Gobierno de Rajoy, un Ejecutivo «vacío de ideas y anegado de corrupción» al que apremió para que cumpla con su obligación de presentar unos Presupuestos.
Respecto a Cataluña, se limitó a recordar que el PSOE es «constitucional» y que, por tanto, siempre saldrá en defensa de la Carta Magna, aunque detalló que la mejor forma de protegerla es «adaptándola a los tiempos». Aquí lanzó su único pellizco a Podemos: «El secesionismo no tiene que ver con la izquierda, al menos con la que representamos», dijo. Sánchez pasó de puntillas por el desafío independentista, algo que le reprochó el exsecretario de organización del PSOE extremeño Francisco Fuentes. En su réplica, a puerta cerrada, defendió la aplicación del 155, aclarando que solo sirve «para recuperar el autogobierno».
El dirigente socialista se dio un auténtico baño de liderazgo. La crítica brilló por su ausencia. De todos los asistentes, el único que mostró un mínimo de disconformidad fue el presidente aragonés, Javier Lambán, que abandonó el acto antes de que finalizara aceptando las nuevas bases, pero dejando caer que «el éxito de un liderazgo» no lo fija la militancia, sino los votantes.
Los principales críticos en Galicia tampoco acudieron a la cita
El socialismo gallego crítico con el sanchismo también se ausentó del comité federal. No aparecieron por Aranjuez ni Abel Caballero ni Carmela Silva, dos de los cargos que más se significaron a favor de Susana Díaz en las primarias. Tampoco hubo noticias de Beatriz Sestayo, que, aunque afirmó que tenía pensado asistir al comité, finalmente no apareció por la villa madrileña.
El que sí acudió fue Gonzalo Caballero. El secretario general del PSdeG fue uno de los primeros en intervenir en el comité. Tal y como relató a La Voz, construyó su discurso respecto a tres claves: «O PSOE está asentado como principal forza da esquerda, o reto de acadar unha maioría que permita un cambio en España e a importancia de combinar democracia representativa e participativa». El líder de los socialistas gallegos reconoció que el nuevo reglamento es extenso, y que pueden existir «distintos matices» en la organización, pero calificó el texto como razonable. Asimismo, asumió un «reto» para las municipales, en las que intentará recuperar terreno respecto a otras formaciones. En especial a las Mareas, que con su ensalada de siglas «amosan unha incapacidade de ter un proxecto para o conxunto de Galicia».
Unos cambios que recortan el margen de maniobra de los barones del partido
f. b.
El nuevo reglamento por el que se regirá el PSOE a partir de ahora está elaborado a medida de las necesidades de Pedro Sánchez. Se refuerza el papel del secretario general y de la militancia en detrimento de los barones territoriales y los cuadros intermedios. El traje a medida le sienta bien, hasta el punto de dar la sensación de que está redactado expresamente en función de las convulsas situaciones que vivió en los últimos tiempos. Estos son algunos de sus aspectos más novedosos.
secretario general
Blindaje con la militancia. Pedro Sánchez blinda su cargo ante las élites del partido y ya no podrá ser destituido por los notables, que hasta ahora contaban con dos vías para acabar con su líder: una moción de censura en un comité federal o mediante la dimisión de la mayoría de la ejecutiva, como le sucedió en otoño del 2016, cuando se vio forzado a dejar una dirección que acabaría reconquistando. Aunque con esta vía podrá iniciarse, la destitución del secretario general deberá ser aprobada por la militancia.
la militancia
Gran capacidad de decidir. Pedro Sánchez recuperó el timón de Ferraz aupado por la militancia e imponiéndose al aparato del partido. El secretario general reserva un papel decisivo para sus bases, que a partir de ahora tendrán la facultad de decidir los pactos de gobierno: aprobarlos o vetarlos. Las bases se pronunciarán incluso sobre el sentido del voto de su partido para facilitar o no la investidura de un candidato de otra formación, apartado que recuerda la abstención socialista aprovechada por Rajoy. Las bases también podrán forzar a los presidentes autonómicos a someterse a un proceso de primarias para renovar sus liderazgos.
el proceso de primarias
Renuncias a cargos y tope de avales. Otro de los grandes cambios está en la recolección de avales en unas primarias. Se establece un máximo de apoyos para evitar demostraciones de fuerza que puedan condicionar el resto del proceso. Por otra parte, los responsables orgánicos se verán obligados a delegar funciones en su segundo para competir en las mismas condiciones que cualquier militante, lo que hubiera obligado a Susana Díaz a dar un paso atrás.