Un hombre que cumplió condena por matar a su esposa, detenido como presunto autor del crimen de Susqueda
ESPAÑA
De 60 años y vecino de Gerona, se encontraba en el pantano el día del doble homicidio de los jóvenes. Según los primeros indicios, no tiene vinculación directa con ellos. Su hijo también ha sido arrestado
26 feb 2018 . Actualizado a las 20:46 h.Los Mossos d'Esquadra han detenido hoy al presunto autor del doble homicidio del pantano de Susqueda (Gerona), ocurrido el pasado mes de agosto, un hombre de 60 años que ya fue condenado a quince años de cárcel por matar a su esposa en 1997. Según informan fuentes de la investigación, el presunto autor del crimen es Jordi Magentí, vecino de Anglès (Gerona), que ha sido arrestado esta mañana y que ya se encuentra en la comisaría de los Mossos en Santa Coloma de Farners, a la espera de pasar a disposición judicial.
Los Mossos d'Esquadra también han detenido en la localidad gerundense de Salt al hijo del presunto homicida sin que por el momento se haya revelado su vinculación con el caso.
Los Mossos d'Esquadra han descartado que el presunto autor del doble crimen conociera o tuviera vínculos con las dos víctimas -Paula M.P., de 21 años y vecina de Cabrils (Barcelona), y Marc H.L., de 23 años y vecino de Arenys de Munt (Barcelona)- ni sus familias o amigos, y no tienen «ninguna duda de la autoría». En declaraciones a los medios, el jefe de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos d'Esquadra, Toni Rodríguez, ha asegurado que, después de seis meses de trabajo, se dispone de «medio probatorio», aunque ha evitado dar más detalles sobre esta detención o sobre la del hijo de esta persona.
«No tenemos ni una sola duda de la autoría», ha manifestado tajantemente este jefe de los Mossos al ser cuestionado sobre Jordi Magentí, aunque ha puntualizado que el proceso queda pendiente de las diligencias judiciales y ha recordado la necesaria presunción de inocencia hasta que se produzca una sentencia.
Antonio Rodríguez ha subrayado la dificultad de la investigación, que ha calificado de «muy laboriosa y complicada» y de la que ha precisado que se inició con dos premisas como eran las de descartar relación del entorno familiar y de amistades de las víctimas o que se tratase de una desaparición voluntaria.
Rodríguez ha criticado que durante estos meses hayan aparecido «opinadores que hablaban de motivos diversos del entorno de la familia que eran del todo desafortunados y que han causado más mal que bien».
«Estamos trabajando en una reconstrucción más profunda de los hechos», ha añadido este responsable policial, quien ha reiterado que, «a falta de que el procedimiento se sustancie y se pruebe judicialmente, es un presunto autor del que no hay dudas de la autoría».
El presunto autor del doble crimen ha sido trasladado a una propiedad suya en la localidad de Anglès, de la que él es vecino, para proceder a un registro. Seis vehículos policiales han salido con el detenido de la comisaría de Santa Coloma de Farners para desplazarse a ese otro municipio de Girona en busca de más información sobre el caso.
Por el momento, y según ha confirmado el jefe de la División de Investigación Criminal de los Mossos d'Esquadra, Antonio Rodríguez, las pruebas confirman que Jordi Magentí Gamell es el autor del doble homicidio, aunque su hijo también ha sido detenido hoy en la localidad de Salt por su presunta relación con los asesinatos.
Condenado por haber matado a su esposa
Los Mossos d'Esquadra han podido dar con el sospechoso de este doble asesinato, uno de los principales crímenes que estaban aún sin resolver del pasado año, tras corroborar a partir de distintos indicios de que se encontraba en el pantano el día del crimen y en otras ocasiones, ya que frecuentaba la zona.
El detenido, que tiene dos hijos mayores de edad -uno de los cuales ha sido también arrestado- fue condenado en 1999 a quince años de cárcel por la Audiencia de Gerona por haber matado dos años antes a su esposa en su casa de Anglès. .
Según informan fuentes de la investigación, Jordi Magentí, que ingresó en prisión tras entregarse a la policía el 4 de diciembre de 1997 por haber matado a su exmujer con una escopeta de caza, obtuvo la libertad condicional en julio del 2009, tres años antes de que, en noviembre del 2012, se cumplieran los quince años de cárcel que le impuso la Audiencia de Gerona en febrero del 2000.
El detenido ahora por el doble crimen de Susqueda se entregó el 4 de diciembre de 1997 a la Policía Local de Anglès, localidad en la que ha vivido toda su vida, tras matar a su exapareja, Josefa G.F., justo en el día que la mujer cumplía 37 años de edad, tras divorciarse de ella en abril de ese año.
Jordi Magentí ingresó inmediatamente en prisión provisional, tras confesar que ese día había matado a su expareja con una escopeta de caza semiautomática de la marca Browning, tras esperarla agazapado en un coche en la calle Ter de la localidad, que estacionó entre un tractor y una furgoneta para que ella no le viera.
Cuando el hombre vio que la mujer llegaba caminando a su altura, la llamó por su nombre y le descerrajó tres disparos con la escopeta, que impactaron en el costado izquierdo y la hicieron caer al suelo, ya que las balas, usadas para la caza del jabalí, tenían una gran capacidad destructiva.
El hombre recargó entonces la escopeta con otro cartucho de perdigones que llevaba en su bolsillo y efectuó un nuevo disparo contra el cuerpo de la mujer, que impactó sobre su espalda.
En el juicio, que se celebró con jurado popular, el autor confeso del crimen alegó que padecía un trastorno mental que disminuía su capacidad para controlar la voluntad sobre sus actos.
La pareja, que tenía dos hijos -que entonces tenían 9 y 16 años de edad- se había separado en abril de 1997, a consecuencia de un progresivo deterioro de su relación conyugal.
De hecho, la mujer presentó en octubre de 1997 una denuncia en contra de su exmarido, al asegurar que la había amenazado con matarla si no volvía a convivir con él.
Durante el juicio, el ahora detenido declaró que el día del crimen estaba indeciso, ya que no sabía si disparar al aire y guardar la escopeta o apuntar hacia su expareja. «Me puse a disparar como un loco», aseguró ante el jurado popular, que acabó emitiendo un veredicto de culpabilidad.
Tras el juicio, la Fiscalía y la acusación particular -que solicitaban inicialmente veinte años de cárcel- pidieron una condena de 17 años y medio de prisión, mientras la defensa solicitó una pena de quince años, que la Audiencia acabó aceptando al descartar que se le pudiera aplicar la agravante de parentesco -porque ya se habían divorciado- y apreciar la atenuante de alteración psíquica.
A la hora de imponer la pena de cárcel solicitada finalmente por la defensa, a partir del veredicto de culpabilidad de jurado popular, la Audiencia de Gerona también tuvo en cuenta que el acusado había admitido el crimen al reconocer su responsabilidad y relatar amplia y detalladamente todos los antecedentes del mismo, lo que facilitó la actividad investigadora.
El acusado tenía licencia para usar escopeta, era cazador habitual y practicaba tiro olímpico y tiro al plato, según detallaron los Mossos d'Esquadra cuando se hicieron cargo de la investigación por el crimen de 1997.
Según fuentes de la investigación, Jordi Magentí planeaba viajar próximamente a Colombia, donde se encuentra su mujer desde hace meses.
Cazaba y pescaba en la zona del pantano
El presunto autor del doble crimen cazaba y pescaba en la zona y conocía el área, explican fuentes conocedoras. La alcaldesa de Anglès explicó que Jordi Magentí había regresado al municipio hacía dos o tres años y que se dedicaba a cuidar a un tío suyo de avanzada edad. «Estaba muy encerrado sobre sí mismo, lo que nos hacía pensar que tras la condena se había reintegrado», ha explicado la alcaldesa de este municipio de casi 5.500 vecinos.
Desde su regreso, no había tenido importantes incidentes en la localidad, aunque había tenido alguna pelea con algún vecino y una vez, al ponerle una multa de tráfico, había ido a quejarse a la policía.
Desset ha expresado que la noticia de la detención ha causado mucha sorpresa en el municipio: «Si realmente es él el autor del crimen será positivo para la ciudadanía porque se sentirán más seguros».
La alcaldesa, que ha loado el trabajo de los investigadores de los Mossos d'Esquadra, ha lamentado, no obstante, que si se confirma que fue este vecino quien mató a los jóvenes será negativo para el nombre del pueblo.
Las incógnitas del crimen de Susqueda
Desde el principio, el crimen de Susqueda fue un caso complicado de resolver. La policía desconfió ya de inicio de que pudiese ser una huida voluntaria y temió que a los dos jóvenes -que se encontraban de vacaciones en el momento de la desaparición y tenían previsto visitar Tamariu, en Palafrugell (Gerona), y el Montseny, así como hacer una excursión en un kayak por el pantano de Susqueda- les hubiera ocurrido algo en este último enclave.
Las primeras hipótesis que se barajaron incluían tanto desde el móvil sexual (que no pudo ser comprobada), hasta que los dos jóvenes hubiesen visto algo indebido.
A ambos se les vio por última vez el 24 de agosto en un restaurante próximo a la zona, después de una extracción de dinero en un cajero automático de La Cellera de Ter. Tras denunciar su desaparición fue cuando, días después, empezaron a aparecer varias pistas.
Primero, el 28 de agosto, fue la aparición del coche de los jóvenes, un Opel Zafira que fue recuperado del fondo del pantano de Susqueda con toda su documentación, enseres y varios escritos. Tenía los asientos abatidos y una madera a modo de cama. La forma en la que apareció, sumergido a seis metros de profundidad en el pantano, fue clave para la investigación. El que era en ese momento conseller de Interior, Joaquim Forn, llegó a afirmar que el coche de la pareja «no cayó por accidente», sino porque «alguien lo empujó». En el coche se halló una piedra.
En las mismas fechas se localizó la embarcación con la que los jóvenes iban a hacer la excursión en kayak. Se encontró en el agua medio desinflada y con varias piedras, en una zona próxima a la que se encontró el coche hundido, el llamado coll Palomera.
Un mes después de su desaparición se hallaron los dos cuerpos de los jóvenes, desnudos y con claros signos de violencia. Uno de ellos apareció flotando en el agua del el río Ter y el otro sobre una pared del pantano, posiblemente a causa de un descenso del nivel del embalse al término del verano.
Los cuerpos presentaban disparos, heridas de arma blanca y con mochilas cargadas de piedras para que intentar que nunca emergieran de las profundas aguas de Susqueda. El de Paula apareció con un disparo de bala en la cabeza y el de Marc con heridas propinadas con algún objeto contundente, arma blanca o quizá también de fuego.
La autopsia de la joven reveló que la joven habría sido «ejecutada» con un arma corta, y los investigadores incluso se aventuraron a sospechar que pudo ser con una pistola de nueve milímetros o muy parecida.
En ese momento se descartó una de las hipótesis que se barajó en un primer momento, que los disparos que tenían los dos jóvenes en su cuerpo pudiesen ser a causa de una escopeta de caza, ya que en la zona era frecuentada por furtivos. Así la pistola que los investigadores creen que estaría relacionada con estas dos muertes sería muy común entre los delincuentes y también la utilizada por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
El estado en el que se encontraban los cadáveres de Paula y Marc no permitió, sin embargo, saber si la joven sufrió abusos sexuales.
El cuerpo de Paula fue el primero en subir a la superficie del pantano de Susqueda. Pese a que intentaron que su cadáver se fuese al fondo del embalse al carga su mochila con piedras, por alguna razón se soltó y subió a la superficie. Pero antes de hallar su cuerpo, estuvo al menos un día entero fuera del auga y bajo altas temperturas que complican la obtención de pruebas debido al estado de descomposición. El caso de Marc fue aún más complicado. Tras la autopsia, los investigadores no pudieron definir cómo murió, ya que presentaba marcas de arma blanca y tiene varios orificios de bala. Tampoco lograron reconstruir quién de los dos habría muerto primero ni han encontrado sus móviles, ni la mochila de Paula.
Poco a poco los Mossos reconstruyeron los últimos momentos de Paula y Marc. Los agentes creen que fueron sorprendidos a media tarde en el lugar en el que habían decidido montar su campamento durante los días que pasasen en el pantano de Susqueda. Ese mismo día una persona que vive cerca del pantano y que asegura que el día de la desaparición oyó cuatro disparos y un grito.
Los asesinos llevaron el coche de Paula y Marc hasta la playa fluvial del pantano de Susqueda, donde lo hundieron de forma premeditada introduciendo una piedra dentro.
Y por último llevó los cuerpos de los dos jóvenes a otro punto del pantano, con muchas zonas de difícil acceso y abruptas, a las que es difícil llegar sin conocerlas bien. En total habría recorrido unos once kilómetros por carretera y unos tres si se movieron a través del agua. A los investigadores les chocó desde un primer momento que los jóvenes hubiesen llegado por sí solos al lugar donde apareció el coche, ya que para llegar allí es necesario conocer bien las pistas que llevan a ella y es complicado llegar a ese lugar si no es con un vehículo todoterreno.