El director del máster admite que «reconstruyó» el acta y el rector ve indicios de delito
07 abr 2018 . Actualizado a las 09:20 h.La situación de Cristina Cifuentes se complica cada vez más, pero la presidenta madrileña se enroca, forzando así a su partido a defenderla en plena convención nacional de los populares. Su versión sobre la polémica obtención del máster estaba ya seriamente cuestionada después de que una de las profesoras que supuestamente evaluaron su trabajo de fin de estudios reconociera que su firma había sido falsificada. Pero ayer esa posición se convirtió en prácticamente insostenible cuando el propio director de ese máster, Enrique Álvarez Conde, admitió que había falsificado el acta que Cifuentes exhibió para tratar de demostrar que aprobó ese trabajo y reconoció que ese documento fue creado por una de sus «discípulas» -«reconstruido», fue su expresión- por orden suya y «bajo la presión» del rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Javier Ramos, cuando el escándalo salió a la luz.
Pese a ese demoledor testimonio, y a que el propio rector asegurara ayer que «no se puede confirmar» que Cifuentes defendiera su trabajo porque el acta original «no consta en el servicio de posgrado pese a que su archivo es obligatorio» y señalara que «existen indicios claros de delito», la presidenta madrileña, lejos de dar un paso atrás, insistió en que sí realizó los estudios, aseguró que defendió su trabajo, descargó toda la responsabilidad sobre las irregularidades en la universidad y anunció que no dimitirá. «He dicho la verdad, no he mentido en absolutamente nada», señaló en el arranque de la convención del PP.
Feijoo: «Es su palabra»
Esa circunstancia forzó ayer a la dirección de los populares al difícil equilibrio de arropar a Cifuentes y asumir su enroque, pero vinculando ese respaldo a la palabra de la presidenta madrileña. El propio Mariano Rajoy escenificó ese apoyo saludando a la dirigente del PP al comienzo de la convención. En esa misma línea, y desde Santiago, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, despachó el asunto con una especie de trabalenguas al más puro estilo Rajoy. «Creo en la palabra de la presidenta Cifuentes. Es su palabra, no tengo ningún indicio para no creer en la palabra y empeñar la palabra que dio la propia presidenta», señaló, para añadir a continuación que «cuando un político dice una cosa en un Parlamento tiene una responsabilidad ante todos los ciudadanos que están representados en ese Parlamento».
Sin nombrarla, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, arropó también a Cifuentes. «Hay que defender lo nuestro y a los nuestros», señaló durante su discurso en la inauguración del congreso, en el que aseguró: «Van a intentar desacreditarnos, hacernos juego sucio, [pero] no lo van a conseguir». Conscientes de la trascendencia que tendría la pérdida de la presidencia de la Comunidad de Madrid a un año de las autonómicas, los populares están dispuestos a asumir por ahora la comprometida estrategia de Cifuentes de desviar a la Universidad Rey Juan Carlos cualquier responsabilidad sobre lo sucedido. El coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maíllo, exigió «máxima transparencia y claridad» al centro docente tras señalar que ha dado versiones «distintas» sobre los hechos.
El PSOE presiona con la moción de censura y Rivera no la descarta si hay investigación
G. B.
El PSOE está convencido de que los días políticos de Cristina Cifuentes están contados y por eso fuerza la máquina para obligar a Ciudadanos a apoyar una moción de censura contra la presidenta madrileña, para la que ya cuenta con el voto, insuficiente, de Podemos. El propio secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, está volcado en el acoso a la presidenta madrileña, sabedor de que pone también en serios aprietos a Ciudadanos. «Rivera corre el riesgo de pasar de ser un supuesto regenerador a ser un encubridor de la corrupción del PP», advirtió ayer el líder socialista.
A medida que se acumulan las evidencias sobre las irregularidades en la concesión del título de máster a Cifuentes, la situación del partido naranja, que insiste en crear una comisión de investigación «urgente» para aclarar los hechos antes de tomar una decisión, es más comprometida. El portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo, no descartó ayer la creación de esa comisión, pero la consideró «insuficiente» y exigió por ello a Ciudadanos que apoye la moción de censura sin esperar «ni un minuto más». El propio Rivera devolvió el argumento y exigió al líder del PSOE, Pedro Sánchez, que apoye «inmediatamente» una comisión de investigación que, según dijo, podría resolver el tema en dos semanas. Si los socialistas acceden a esa comisión «todas las puertas estarán abiertas a una petición de dimisión, cambio de gobierno o moción de censura», afirmó Rivera.