El candidato, que hoy se somete a la primera votación de investidura, anuncia que impulsará «un proceso constituyente» hacia la república y habla de «crisis humanitaria» en Cataluña
12 may 2018 . Actualizado a las 10:53 h.Quim Torra, candidato a la presidencia de la Generalitat por designio de Carles Puigdemont, anunció ayer, 24 horas antes del debate de investidura que comienza al mediodía de hoy, que su misión principal será impulsar «un proceso constituyente» que desemboque en la república de Cataluña. Un lenguaje que había pasado a segundo plano tras la fallida declaración de independencia del 27 de octubre y la intervención de la Generalitat, y que muestra a las claras sus intenciones de recuperar el discurso y el proyecto soberanista. El diputado de JxCat se someterá hoy a la primera votación de investidura, en la que no obtendrá, salvo sorpresa mayúscula, la mayoría absoluta, y obligará a una segunda ronda el lunes, en la que le bastarán los votos de Esquerra y de su grupo, además de la abstención de la CUP, para resultar elegido presidente de la Generalitat.
La legislatura catalana afronta a partir de hoy, después de la ronda de contactos exprés realizada ayer por Roger Torrent, el cuarto intento de investir a un candidato, tras los fracasos de Puigdemont, Jordi Sànchez y Jordi Turull. Todo apunta a que esta vez habrá presidente. Pero lo que no habrá será normalidad institucional. Torra se estrenó como candidato con un serio aviso al Estado. «Solo obedeceré al Parlamento catalán», advirtió en TV-3. Más aún. El objetivo de su mandato pasa por construir la república y uno de sus primeros cometidos será poner en marcha el llamado proceso constituyente porque el mandato del 1-O, dijo, así le «obliga». Además, se propone recuperar las leyes suspendidas por el Constitucional.
De entrada, el candidato plantea un nuevo encontronazo con los poderes del Estado a pesar de que buena parte de las fuerzas políticas que entre hoy y el lunes le darán apoyo, como Esquerra y el PDECat, rechazan esa vía unilateral. Está por ver hasta dónde llega el desafío del nuevo Gobierno y si este nivel lo mantendrá en su discurso de investidura. Lo que sí dejó claro es que está con el secesionismo más irredento.
Lo primero que hará en cuanto tome posesión, en principio la semana que viene, será nombrar a un comisionado sobre la aplicación del 155 y cuya misión será realizar un análisis sobre de la intervención de la Generalitat. «Estamos hablando de una crisis humanitaria, tenemos gente en prisión y en el exilio», afirmó.
Torra anticipa una legislatura de alto voltaje. La mera investidura de un candidato libre de causas judiciales ya es una cesión para Puigdemont, la segunda si se tiene en cuenta que aceptó concurrir a unas elecciones convocadas por Rajoy. Pero el expresidente se aparta a medias, ya que pretende seguir manejando los hilos del Ejecutivo desde Berlín o Bruselas. Torra no aclaró hasta qué punto está dispuesto a ser tutelado. Por un lado apuntó que él tomará las decisiones, pero también admitió que el llamado «plan de república» debe impulsarse desde los tres ámbitos en que actuará el futuro Ejecutivo: las instituciones, desde el exterior y a través de la ciudadanía.
El diputado de JxCat tampoco fue capaz de aclarar si su intención es agotar la legislatura. Puigdemont habló el jueves de etapa de «provisionalidad», para dejar la puerta abierta a volver a optar a la investidura, si es legalmente viable, o para poder instar al testaferro Torra a que se aparte si conviene convocar elecciones dentro de un año, en coincidencia con el juicio del procés en el Supremo.
Disculpa por los tuits
Torra afronta el debate de investidura con una tarjeta de visita muy complicada por los mensajes que ha escrito los últimos años en Twitter y en los que cargó con dureza contra España y los españoles. La oposición fue muy ácida con el candidato. El nacionalismo «se supera a peor», con un dirigente «más radical» que Puigdemont y además «xenófobo», apuntaron desde Ciudadanos, PSC y PP. Para tratar de rebajar la tensión, el candidato pidió «disculpas» a los que hayan podido sentirse «molestos». Lamentó, eso sí, que solo se destaque de su trayectoria «seis tuits» publicados hace años. Algunos de ellos decían: «Los españoles solo saben expoliar» o «vivimos ocupados por los españoles».