El líder del PPdeG esperará a que se expresen los militantes para ver quiénes son los favoritos a dirigir el partido. Y en la segunda fase pretende que Galicia vote en bloque
22 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Yo solo tengo un voto». Esta frase, pronunciada por Alberto Núñez Feijoo varias veces en los últimos días, se ha convertido ya en una especie de eslogan en boca del jefe de los populares gallegos, pues la suelta cada vez que alguien intenta sondear a quién va a apoyar en el proceso de sucesión de Mariano Rajoy al frente del Partido Popular. ¿Dolores de Cospedal? ¿Quizás Sáenz de Santamaría o más bien Pablo Casado?. Las preguntas le llegan de todas las formas posibles, pero Feijoo no hace la más mínima concesión.
Si acaso solo una. La intención del mandatario gallego en este proceso es que todos los candidatos tengan la oportunidad de explicar su proyecto en igualdad de condiciones para que la militancia se pronuncie en las primarias del 5 de julio. Y una vez que se conozca el veredicto de las bases, y los nombres de los aspirantes favoritos a dirigir el partido, entonces Feijoo propondrá reunir a los compromisarios gallegos «para decidir cuál nos parece el mejor» y, llegado el caso, decidir un apoyo en bloque.
Es decir, en la primera fase habrá (al menos formalmente) libertad para que cada militante elija a quien quiera, mientras que, en la segunda vuelta, Galicia se propone hacer valer su peso específico -tiene el 10 % de los compromisarios en un congreso del PP- y ungir con su apoyo al que cree que puede ser el aspirante ganador. Ahora bien, para curarse en salud, Feijoo anticipó que también puede reunirse a los dirigentes y compromisarios gallegos y constatar que no hay un consenso en torno a una persona. «Entonces en ese caso -remarcó el dirigente popular- lo que podemos decir es nada».
Feijoo aprovechó ayer su comparecencia de prensa tras la reunión del Consello para reivindicar el ejercicio de democracia interna en el PP, un partido -dijo- en el que se hablaba de «dedazo» y que ahora se encontró con que tiene «siete candidatos en quince días» a dirigirlo. La proliferación de candidaturas es, a los ojos de Feijoo, un síntoma de que el PP importa «porque es el primer partido de España» y la delegación principal, añadió, del Grupo Popular Europeo.
Por tanto, en esta fase que se acaba de abrir cree que lo importante es «que respetemos» a todos los candidatos para que después, una vez conocido el pronunciamiento de la militancia, se pueda hacer algún movimiento en el camino de la integración para disipar cualquier riesgo de que el PP salga dividido del cónclave de la sucesión de Rajoy.
Evitó dar cualquier tipo de consejo al respecto, pero el mandatario autonómico no se privó de recordar su propia experiencia en el PP y la integración que hizo con uno de sus rivales en el congreso de la sucesión de Manuel Fraga. Fue entre el año 2005 y el 2006. Cuatro dirigentes aspiraban a presidir el PPdeG, y dos de ellos -Xosé Cuíña y Henrique López Veiga- no obtuvieron los avales mínimos para poder competir en el proceso. Los dos que sí pasaron el corte, Xosé Manuel Barreiro y el propio Feijoo, acabaron confluyendo en una candidatura liderada por el último para mantener el partido unido. «Creo que ese modelo es bueno, cuando hay no más de dos, deberían buscar un acuerdo», sugirió Feijoo.
Reunirá a los compromisarios gallegos para definir una posición común
Feijoo apuesta por la integración de candidatos y pone de ejemplo lo que él hizo en el 2006
El nuevo presidente tendrá «a mesma lealdade» que el dirigente gallego tuvo con Rajoy
El número uno de los populares gallegos, Alberto Núñez Feijoo, participó ayer en un carrusel de cinco entrevistas en diferentes emisoras de radio, donde intentó decir -aunque no todos lo entendieron así- que si el debate que está ahora abierto en el PP se produjera en el 2020, cuando él se sintiese liberado de su compromiso con Galicia, entonces «moi probablemente decidiría presentarme» para competir por presidir el partido.
Hubo, no obstante, quien entendió que Feijoo se reservaba alguna carta para el 2020 en caso de que se abriera otra vez el melón del liderazgo en el PP por un mal resultado en las generales o que le auguraba una vida muy corta al futuro líder. Pero el propio Feijoo se encargó de desmentir esta interpretación de forma rotunda. «Vamos a ter un novo presidente e a lealdade que lle preste vai a ser a mesma que tiven con Rajoy», subrayó el mandatario autonómico.