El nuevo presidente del PP estudia encargar la secretaría general a Levy o Maroto
23 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Pablo Casado citará esta semana a Soraya Sáenz Santamaría para comprobar hasta dónde puede llegar la integración en la nueva dirección del partido del equipo de la candidata derrotada. Las perspectivas son optimistas, según dicen en ambas partes. También parece probable que la secretaria general del partido vuelva a ser una mujer, y no será Sáenz de Santamaría. El nuevo presidente ha pasado el fin de semana de descanso en Alicante. La exvicepresidenta se ha quedado en Madrid. Pero a partir de hoy retomarán el contacto telefónico. La disposición a «coser» de Casado es total porque no puede soslayar que Sáenz de Santamaría obtuvo un 42 % de los votos en el congreso. Obviar ese respaldo es incompatible con el espíritu de unidad al que se comprometió. Por la otra parte también hay apertura para llegar a un entendimiento. «Ahora a trabajar juntos, yo lo voy a hacer», dijo la exvicepresidenta tras la derrota.
En el partido hay «ganas de empezar a trabajar» y acabar con «el recreo» opositor del que ha disfrutado Pedro Sánchez estas semanas. Un estrecho colaborador de Sáenz de Santamaría anunció que tras el congreso el PP iba a hacer «la madre de todas las oposiciones» al Gobierno socialista. «Hay que reactivarse», dijo el propio Casado en la campaña.
El presidente del PP tiene que despejar dos incógnitas cuanto antes. La primera, la de su número dos, una persona que tiene que ser de su absoluta confianza, y eso solo lo puede encontrar en su núcleo duro. La mayoría apuesta por una mujer y ya han comenzado a sonar nombres, entre ellos el de Andrea Levy, responsable de estudios y programas y que se incorporó hace tres años a la dirección del partido en la hornada de jóvenes vicesecretarios junto a Casado. Pero el suyo no es el único que entra en las quinielas. No pocos se inclinan por el hasta ahora vicesecretario de acción sectorial, Javier Maroto, mano derecha del nuevo presidente durante la campaña.
Fichajes
La segunda es qué hacer con Sáenz de Santamaría. Ella dijo antes de la votación que no se iba a retirar de la política si perdía, pero que tampoco iba a ser la secretaria general si ganaba Casado. Las posibilidades apuntan más a una candidatura en Madrid, ya sea a la alcaldía o al Gobierno regional, aunque sus preferencias pasan por la política nacional.
Del equipo de Santamaría son varios los dirigentes fichables, según comentan en el equipo de Casado, y citan a los exministros Fátima Báñez, que iba a ser la secretaria general si ganaba la exvicepresidenta, e Íñigo de la Serna, al exjefe de gabinete de Rajoy, José Luis Ayllón, y al presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, aunque en su caso no haría falta una integración porque es miembro nato del comité ejecutivo como barón territorial. En todo caso, la incorporación de miembros de la candidatura derrotada no podrá ser un desembarco y se limitará, como mucho, a media decena de personas.
Casado también tiene sobre la mesa la designación de los portavoces en el Congreso, en el Senado y en el Parlamento Europeo. Los tres tomaron partido con más o menos entusiasmo por Sáenz de Santamaría. El líder en la Cámara Baja, Rafael Hernando, tiene asumida su salida, no así el de la Cámara Alta, José Manuel Barreiro, que respaldó la lista de integración encabezada por la exvicepresidenta y al que el nuevo presidente le dijo que lo iba a ratificar en el cargo. La situación de Esteban González Pons en Estrasburgo es un misterio.
La confección de las listas para las municipales y autonómicas de mayo es otra de las tareas que no pueden esperar. Aunque será más urgente la de los comicios andaluces, que todo apunta a que se celebrarán en otoño. El candidato debería ser el líder del partido en Andalucía, Juan Manuel Moreno, uno de los baluartes de la exvicepresidenta. La designación del candidato andaluz será la primera prueba de fuego para la cohabitación de Casado con los barones que no estuvieron en su bando.