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La dureza del terreno ralentiza las tareas de rescate del pequeño Julen

Juan Cano / Álvaro frías MÁLAGA / COLPISA

ESPAÑA

Los operarios se afanan en perforar los 60 metros del pozo vertical, desde donde se abrirá un túnel horizontal para intentar llegar hasta Julen
Los operarios se afanan en perforar los 60 metros del pozo vertical, desde donde se abrirá un túnel horizontal para intentar llegar hasta Julen Daniel Pérez / Efe

Las previsiones más optimistas retrasan hasta esta tarde la llegada hasta el niño

21 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los trabajos de rescate del pequeño Julen, atrapado en un pozo desde el pasado domingo 13 de enero, continúan imparables. Eso sí, a un ritmo menor del que todos esperaban, debido a la aparición de esa piedra dura que está ralentizando las labores de perforación del túnel vertical, con el que se pretende llegar hasta el menor, tras conectarlo mediante una galería horizontal. A las 20 horas de este domingo, los operativos habían conseguido excavar unos 45 metros, lo que suponía que a lo largo de las siete horas anteriores solo habían logrado avanzar cinco metros. Pese a ello, el delegado en Málaga del Colegio de Ingenieros de Caminos, Ángel García Vidal, que forma parte del equipo técnico de asesoramiento del dispositivo, anunció que esperaba que el túnel vertical estuviera acabado a lo largo de esta noche.

Cuando eso suceda, se habrán alcanzado los 60 metros de profundidad. Si se cumplen los nuevos plazos, este lunes por la mañana comenzarían las tareas de encamisado del túnel que discurrirá en paralelo al pozo en el que se encuentra el menor. Estas labores, que consisten en insertar unos inmensos tubos de hierro en el interior de la cavidad para asegurarlo, tardarán entre cinco y seis horas. Así que, en el mejor de los casos, no se llegará hasta el pequeño Julen hasta esta tarde. Pero todo puede demorarse otra vez más de lo previsto.

Y es que la velocidad de los trabajos está supeditada a los materiales geológicos que se están encontrando los efectivos, «que van de duro a muy duro», lo que ralentiza las tareas. Primero fue el tapón de arena del pozo al que cayó Julen, cuya solidez acabó por romper (y atascar) la manguera con la que se pretendía succionar la tierra del desprendimiento que se había producido. Después, una roca de grandes dimensiones durante la excavación de la plataforma de trabajo, que al final se dejó en 25 de los 30 metros previstos por las características del terreno. Y ahora, una veta de roca dura que ha frenado el buen ritmo de la perforadora que trata de excavar el pozo paralelo desde el que llegar, mediante una galería, al pequeño.

En la sierra de Totalán, los casi 300 integrantes del operativo de rescate libran una lucha titánica contra la montaña. El terreno es duro, complicado, con zonas blandas que invitan a la esperanza que camuflan otras excesivamente duras que frenan en seco el optimismo.

Pero tiene su parte positiva. «La dureza de la roca nos está retrasando, pero hay una parte buena: es más estable y segura para los mineros y también para el propio Julen. Estamos convencidos de que no se han producido nuevos desprendimientos de tierra sobre el niño». La afirmación, que corresponde a uno de los responsables del operativo de rescate, la respalda también Juan Carlos Romero, un experto geólogo malagueño que dirige el aula-museo de Geología de Málaga, y que conoce como pocos lo que los técnicos, que apenas han tenido tiempo para un estudio geotécnico, se están encontrando bajo sus pies.