El PP de Valladolid incendia la política autonómica al proponer que Valladolid sea oficialmente, por estatuto, la capital de la comunidad, un tema tabú desde hace 30 años que ya ha provocado tensiones dentro de ese partido
05 sep 2019 . Actualizado a las 20:11 h.Al otro lado de los Ancares, en la vecina Castilla y León, no hay capital alguna para la comunidad. No. Aunque parezca algo extraño, el estatuto de autonomía de este territorio (un documento modificado en el 2007) decidió desde un principio prescindir de esa figura. Tenía cierta lógica política: si ya de partida la unión de esas dos antiguas coronas, la de León y la de Castilla, provocó una tensión considerable en los años de la Transición, incorporar al debate cuál sería la capital de ese territorio artificial no contribuiría a calmar las aguas. Ese territorio administrativo nació en 1983, provocando, por ejemplo, que 90.000 personas salieran a la calle en León para exigir una autonomía propia.
Ni el estatuto de autonomía incorporó esa figura, la de la capital, ni lo hizo norma alguna posterior, como sí sucedió con la Ley de Galicia 1/1982, de 24 de junio, que determinó que Santiago era la capital gallega, y la sede de sus instituciones.
Así que Castilla y León nació, y sigue, sin capital oficial, aunque de facto lo sea Valladolid, donde están todas las consejerías, la sede de la Presidencia, y el Parlamento (aunque hasta hace unos años estaba en un castillo medieval en Fuensaldaña, un pueblo de Valladolid). Para evitar suspicacias y rebajar el frente leonesista (un movimiento político con fuerte predicamento en León, y con presencia también en Zamora y Salamanca), algunas instituciones como el Tribunal Superior se fueron a Burgos, y el Procurador del Común (el Defensor del Pueblo), a León. Desde que Valladolid es el gran centro administrativo de la comunidad, su población ha crecido de forma notable (ha superado a León como provincia más poblada, y es la única que crece en la comunidad), y se ha convertido en el único polo económico e industrial en ese territorio.
Pero le falta la guinda: la capital oficial, figurar así en los papeles. Y ese tema tabú lo acaba de romper el PP en Valladolid. Lo ha hecho por boca de un hombre destacado en la política de la comunidad: José Antonio de Santiago Juárez. Hoy concejal en el Ayuntamiento pucelano, fue vicepresidente de la Junta con Herrera, y portavoz del gobierno autonómico. Un peso pesado en el PP regional, ningún novato. «Es la ciudad más importante, y es la capital», dijo este martes. Y añadió su partido presentará una moción en el pleno local aprobando esa declaración y proponiendo una modificación exprés del estatuto para incorporar esa figura legal. Sus declaraciones han provocando un terremoto político al romper un consenso histórico: de la capital no se habla.
La iniciativa tendrá escaso recorrido. Ha durado apenas unas horas. La dirección del PP de Castilla y León, a través de un comunicado, ya se ha mostrado en contra, al considerar que «ese debate está cerrado» desde el año 1987, cuando una ley determinó la sede de las principales instituciones de autogobierno de Castilla y León (ese reparto por provincias) sin necesidad de fijar una capitalidad.
El PSOE y, obviamente, la UPL, en la oposición en las Cortes de Castilla y León, tampoco apoyan esa propuesta. Pero la miga está en el PP, partido mayoritario en la comunidad (aunque ha perdido su histórica absoluta) porque lo que ha hecho José Antonio de Santiago-Juárez es meter una cuña en el partido tras la marcha de Juan Vicente Herrera. El PP es un partido con fuertes divisiones en la comunidad, en la que el veterano presidente -un barón del partido, elogiado en innumerables ocasiones por Feijoo- hacía de pegamento. Ausente Herrera y con un proceso de sucesión duro que terminó encumbrando a Alfonso Fernández Mañueco (actual presidente de la Junta), los dardos han seguido cayendo. «No tiene sentido plantear algo que él nunca se atrevió a plantear desde la consejería de Presidencia. Si lo hace ahora es para putear», apuntaban fuentes de la dirección del PP al diario La Nueva Crónica de León.
Pero la bola ha seguido moviéndose, y en un territorio creado a la fuerza, con recelos entre las provincias que conforman los dos antiguos reinos, es una incógnita saber dónde acabará cayendo.