Íñigo Errejón: el rostro amable del rupturismo

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

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El ex número dos de Podemos es elegido por una abrumadora mayoría de la militancia como candidato de Más País a la presidencia del Gobierno en los comicios del 10N

26 sep 2019 . Actualizado a las 10:53 h.

Íñigo Errejón Galván (Madrid, 1983) se ha convertido este miércoles, gracias al voto a mano alzada de la militancia reunida en la asamblea celebrada en la sede madrileña de UGT, en el candidato a la presidencia del Gobierno por Más País, partido que dará la batalla el 10N por consolidar «un Gobierno progresista» en España.

Su salto a la política nacional es el último paso en un proceso de colisión frontal con Pablo Iglesias, conflicto que estalló en febrero del 2017 en Vistalegre II, cuando el secretario general de Unidas Podemos impuso su modelo unipersonal de partido y fulminó al último sector crítico que sobrevivía en la antigua formación rupturista.

«Nos conocimos enfrentados, pero no tardamos mucho en comprender que veníamos del mismo sitio y debíamos cuidarnos, porque nos quedaba mucho camino por recorrer juntos». Así se refería Íñigo Errejón a Pablo Iglesias en el capítulo de agradecimientos de su tesis doctoral (La lucha por la hegemonía durante el primer gobierno del MAS en Bolivia (2006-2009): Un análisis discursivo; 2012). Toda una premonición. Porque no duró tanto el camino juntos como auguraba el doctorando. Sus senderos continúan en paralelo y, pese a que Errejón ha cultivado una imagen más moderada que Iglesias -más preocupado por fomentar el culto al líder-, lo cierto es que su sustrato ideológico bebe de las mismas fuentes bolivarianas.

En la Bolivia de Evo Morales investigó Errejón los fundamentos del «Estado plurinacional» que reconoce la Constitución del país y que el portavoz de Más Madrid quiere trasladar a España para tratar de solucionar problemas territoriales como el de Cataluña.

«El libertario de Pozuelo»

Además de analizar detalladamente el modelo de Bolivia, Íñigo Errejón, al que sus compañeros de revueltas juveniles bautizaron como «el libertario de Pozuelo», viajó con frecuencia a la Argentina de Cristina Fernández para empaparse de las ideas peronistas. En Venezuela estudió las supuestas bondades del chavismo desde su puesto de director de la Fundación Social Gis XXI.  Y en Caracas lo localizó Pablo Iglesias cuando lo convenció para que volviese a Madrid y lo ayudase a poner en marcha Podemos.

Aunque, a la hora de adoptar ciertas decisiones, Errejón haya apostado por el pragmatismo (por ejemplo, ante la posibilidad de pactar con los socialistas) e Iglesias se haya mantenido firme en su postura inmovilista, el líder de Más País no ha renunciado en ningún momento a un pasado marcado por las tesis bolivarianas y donde se acumulan sombras como su etapa de investigador en la Universidad de Málaga, caso finalmente archivado pero que sacó a la luz que había cobrado 1.800 euros al mes por una plaza que ejercía cómodamente a distancia desde la sede de Podemos en Madrid.

El pasado enero puso fin a su etapa en la formación morada para lanzar junto a Manuela Carmena Más Madrid, partido por el que fue elegido portavoz en la Asamblea madrileña y que usará de plataforma para disputar a Iglesias cada palmo del terreno a la izquierda del PSOE. Porque Errejón sueña con convertir ahora el 10N en un Vistalegre III en el que pueda paladear su venganza.