Los manifestantes han intentado romper el cordón de seguridad frente a la Delegación del Gobierno en la capital catalana. Hay tres detenidos
16 oct 2019 . Actualizado a las 01:31 h.Los Mossos d'Esquadra han utilizado las defensas para contener a algunos de los manifestantes concentrados a pocos metros de la Delegación del Gobierno en Barcelona y que han lanzado objetos contra los agentes y han intentado romper el cordón de seguridad, en un ambiente de alta tensión. Los manifestantes lanzan adoquines, botellas, bengalas o pintura entre otros objetos.
Tras recibir diversos lanzamientos en la línea policial que blindaba diversas calles alrededor de la institución los antidisturbios han terminado cargando, después de avisar por megafonía a los manifestantes para que depusieran su actitud.
El balance de las protestas de esta segunda jornada es de 25 detenidos: 13 en Tarragona, ocho en Lérida, tres en Barcelona y uno en Sabadell. Durante los choques se registraron más de 70 heridos, entre ellos 18 policías y ocho mossos.
También han encedido una hoguera donde además de cartones y muebles han quemado banderas de España. En ese momento, los Mossos han saltado la barricada de fuego y han vuelto a cargar por tercera vez.
Los manifestantes han llegado a las proximidades de este edificio oficial, que se encuentra protegida por un dispositivo especial, siguiendo las consignas de los CDR en la segunda jornada de protestas contra la sentencia del 'procés'. No se pueden acercar más a la Delegación del Gobierno porque lo impiden los Mossos d'Esquadra, que han disparado proyectiles de foam para dispersarlos -son en parte encapuchados-.
La policía ha advertido a través de Twitter de que «un grupo de violentos, la mayoría con la cara tapada, protagonizan graves incidentes en el Eixample derecho de Barcelona».
Varios miles de personas participan en la manifestación, que se ha nutrido de dos columnas, que han salido a media tarde de los Jardinets de Gràcia y de la plaza Universitat, ocupando las calzadas de las principales calles del Eixample barcelonés, como el Passeig de Gràcia. En la zona cercana a la Delegación del Gobierno se han parapetado tras una barrera de contenedores de basura que han arrastrado al centro de la calzada. Enfrente, varias líneas de policía, con los Mossos y sus escudos en primer término. Cada pocos minutos el estallido de un petardo aviva los cánticos y los aplausos de los concentrados en la zona.
Entre otros eslóganes, los manifestantes gritan «a por ellos», «los Mossos también son fuerzas de ocupación», «uno de octubre, ni olvido ni perdón», «no somos todos, faltan las presas» y «las calles serán siempre nuestras».
La protesta, situada en una zona céntrica y llena de locales comerciales ha obligado a que numerosos establecimientos bajen la persiana por seguridad y siguiendo instrucciones de los Mossos.
Hay incidentes también en Gerona, Tarragona, Lérida y otras localidades como Sabadell, donde algunos manisfestantes están rociando por el suelo detergente líquido frente a los antidisturbios.
En Gerona, unos 9.000 manifestantes (según Mossos y Guardia Urbana) han participado en la concentración frente a la Subdelegación del Gobierno, donde un grupo de ellos ha intentado arrancar las vallas que rodean el acceso a la sede gubernamental y ha roto la luna de una de las furgonetas de los Mossos. Después de una advertencia por megafonía, la Policía Catalana ha realizado una carga y, de inmediato, lo ha hecho la Nacional con disparos de balas de goma.
Cerca de las cargas, una sentada de miles de personas
Miles de personas convocadas por Òmnium y la ANC (40.000 según la Guardia Urbana) han hecho una sentada en el centro de Barcelona, a pocos metros de la Delegación del Gobierno, para protestar contra la sentencia del «procés» y reivindicar con velas que el independentismo es un movimiento «cívico y pacífico».
A pocos metros, en paralelo, en la misma calle Mallorca esquina con Pau Clarís, dotaciones de antidisturbios de los Mossos d'Esquadra han actuado para contener a los manifestantes que siguen las consignas de los CDR.
Durante la concentración, el vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, ha leído una misiva del presidente de la entidad, Jordi Cuixart, condenado a 9 años de cárcel por sedición, en la que éste asegura que ayer, cuando se dio a conocer la sentencia, «no fue un día de pena, sino de una gran autoestima».