Del cierre forzoso de la Sagrada Familia al desierto de las terrazas

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

EUROPA PRESS

La violencia callejera ya desangra la economía local y el turismo

18 oct 2019 . Actualizado a las 23:53 h.

¿Quiere visitar la Sagrada Familia? Pues vuelva usted mañana. O quizá tampoco, porque los disturbios que la sentencia del procés ha desencadenado esta semana en Cataluña -con Barcelona como epicentro de las protestas y de la huelga general de este viernes- le están pasando factura a la comunidad. Cientos de manifestantes obligaron a cerrar el acceso no solo al templo de Gaudí, sino a otros museos, mientras que varios cruceros desviaron sus rutas a Valencia o Baleares para evitar atracar en Barcelona, donde las terrazas vacías evidenciaban, más allá del impacto del paro general convocado, el tiro en el pie que para la economía catalana supone esta nueva escalada violenta del independentismo.

Embajadas como la de Estados Unidos, el Reino Unido o Francia están alertando ya a sus ciudadanos del riesgo de visitar la comunidad, que, sin embargo, el pasado verano atrajo a casi uno de cada cuatro extranjeros que llegaron a España.

El miedo de la patronal turística, Exceltur, que aún no se ha recuperado de la sangría de dos años atrás (en cinco meses, tras el 1-O, dejaron de llegar 185.000 visitantes y el PIB turístico se contrajo tres décimas, 319 millones en pérdidas), es extensivo al resto del sector servicios. Y es que las barricadas en las calles, el bloqueo del aeropuerto el lunes (este viernes se cancelaron 55 vuelos) o las carreteras cortadas (el transporte de mercancías estima un coste diario de 25 millones) no ayudan a disipar el recelo a visitar la comunidad. Aunque es pronto para cuantificar las pérdidas, este nuevo otoño de secesionismo incendiario agudizará la falta de pulso del PIB catalán, que crece por debajo de la media nacional.