
El acatamiento de la Constitución no se promete ni se jura. Desde hace unos treinta años, cuando Batasuna inventó aquello del «imperativo legal», la lealtad a la Constitución se toma de cachondeo y ese cachondeo
El acatamiento de la Constitución no se promete ni se jura. Desde hace unos treinta años, cuando Batasuna inventó aquello del «imperativo legal», la lealtad a la Constitución se toma de cachondeo y ese cachondeo