La portavoz parlamentaria barre a Francisco Igea en las primarias del partido naranja
09 mar 2020 . Actualizado a las 16:32 h.La batalla por el liderazgo de Ciudadanos ha llegado a su fin. Los 20.713 afiliados con derecho a voto estaban llamados este fin de semana a elegir al sucesor de Albert Rivera en unas primarias donde Inés Arrimadas era la clara favorita y con la única duda de cuánto apoyo lograría finalmente su principal rival, el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea. El tercer candidato en discordia era el desconocido militante valenciano Ximo Aparici, que se presentó a última hora y cuyas posibilidades eran nulas. Finalmente, Inés Arrimada ha sido elegida nueva líder de Ciudadanos con un apoyo masivo de los afiliados. Arrimadas ha logrado un total de 9.481 votos (76,91%). Igea se ha quedado en 2.752 apoyos (22,32%), en tanto que Aparici solo ha logrado 94 apoyos (0,74%).
El voto de la militancia ha confirmado los pronósticos. En la elección de los compromisarios que participarán el 14 y 15 de marzo en la quinta asamblea general para debatir sobre el modelo y la estrategia a seguir para reflotar al partido, la candidatura de la portavoz en el Congreso arrasó. Arrimadas consiguió hacerse con 277 de los 355 delegados que había en juego frente a los 21 que obtuvo Igea. «Hoy es el día en el que los militantes hablan y deciden si quieren seguir igual o quieren cambiar», insistía el dirigente autonómico, antes de que se hiciese público el resultado.
Los dos dirigentes liberales tienen concepciones muy enfrentadas en asuntos clave del rumbo de Ciudadanos. Mientras Igea apuesta por potenciar el poder territorial, Arrimadas, en cambio, aboga por mantener la línea trazada por Rivera con un liderazgo fuerte y sin baronías.
Los afiliados votaron el sábado de forma telemática, una modalidad discutida por el sector crítico por el pucherazo en Castilla y León que aún investigan los tribunales y por el fallo en la elecciones de compromisarios, asumido por la empresa que lo gestionaba. Este domingo lo hicieron de forma presencial, en urnas, en ocho provincias (Albacete, Cádiz, Málaga, Murcia, Sevilla, Toledo, Valladolid y Zaragoza) donde se autorizó tras solicitarlo la militancia.
El desafío de reflotar Ciudadanos
Alicia López
Inés Arrimadas, la apuesta de Albert Rivera para sucederle, ha arrasado en la batalla por el liderazgo de Ciudadanos, pero ahora lo que tiene por delante es el reto difícil de sacar al partido de la irrelevancia en la que quedó tras las elecciones del 10 de noviembre.
Lo ha conseguido con el 76,91 por ciento de los votos de la militancia tras una carrera con la voz de los críticos, Francisco Igea, que no ha sido tan cómoda como parecía cuando se postuló para dirigir Cs, ya que el vicepresidente de Castilla y León ha ofrecido una resistencia del 22,3 por ciento.
Para Arrimadas no fue fácil tomar la decisión de postularse para la presidencia del partido naranja, según han contado desde su entorno, porque aparte de los motivos personales relacionados con el embarazo de su primer hijo, pensaba que todavía no le había llegado el momento de plantearse ese escenario.
Pero la catástrofe electoral de la formación en las elecciones del 10 de noviembre de 2019 y la dimisión de Rivera, precipitó los tiempos y Arrimadas aceptó a los pocos días la «presión» de la cúpula riverista que la empujaba a dar el paso y el apoyo generalizado que interpretó en la militancia.
En su balance político, Arrimadas puede presumir de haber sido la primera mujer en ganar unas elecciones catalanas y de haber convertido a Ciudadanos en la primera fuerza de Cataluña -fue en las autonómicas de diciembre del 2017, convocadas bajo el 155- y lograr que una fuerza no nacionalista fuera el partido más votado en 35 años, aunque la suma de independentistas lograra la mayoría absoluta para gobernar.
Tan solo dos años antes, en el 2015, cuando se presentó por primera vez a los comicios de Cataluña consiguió también unos resultados históricos al situar a Cs como líder de la oposición y pasar de 9 a 25 diputados.
Sin embargo, en este balance hay también decisiones que desde dentro no se han entendido bien, empezando por el hecho de que Arrimadas renunciara a presentarse a la investidura para la presidencia de la Generalitat aún sabiendo que iba a perder la votación. Eso habría permitido, creen algunos, hacer visible que Cs seguía ahí, dando la batalla contra el independentismo, y que no se rendía. Los reproches fueron más evidentes cuando unos meses después dejaba Cataluña para competir en la liga de las generales.
Dejó el Parlamento catalán con una bancada naranja de 36 escaños y se vino a Madrid para hacer tándem con Rivera en las elecciones del 28 de abril del 2016 como cabeza de lista por la circunscripción de Barcelona, demostrando en la campaña que tenía mucho tirón e incluso llegaba a hacerle sombra en la distancia corta. Consiguieron entonces 57 escaños.
Luego llegó el desastre del 10N que dejó a Cs en la insignificancia política, la marcha de Rivera y la sucesión que asume ahora Arrimadas al frente de una fuerza que podría acabar como UPYD con Rosa Díez o engullida por el PP.
Nacida en Jerez de la Frontera (1981), aunque muy apegada también a Barcelona, donde llevaba años viviendo, Arrimadas ha recordado en más de una ocasión que nunca había sentido la llamada de la política hasta que un día se acercó con una compañera del trabajo a un mitin de Rivera de la campaña de las catalanas del 2010 y quedó atrapada, pero nunca se imaginó que llegaría a liderar Cs y que tendría que hacerlo en una etapa tan complicada para la supervivencia del partido.
A la nueva líder naranja le hubiera encantado ser arqueóloga, pero se licenció en Derecho y Dirección de Empresas, y trabajó como consultora en una empresa de servicios además de ejercer también como responsable de calidad y administración de un grupo de compañías.
Arrimadas está casada con un exdiputado de Convergencia i Unió en el Parlament Xavier Cima, que abandonó la política antes de casarse.