La oposición exige la cabeza de Marlaska: «No sobra el coronel, sobra su ministro»
ESPAÑA
Pablo Iglesias acusa al PP de llamar a la «insubordinación» de la Policía y de la Guardia Civil
27 may 2020 . Actualizado a las 18:41 h.«El que sobra no es el coronel, el que sobra es su ministro». Pablo Casado aprovechó la sesión de control al Gobierno de este miércoles para exigir a Pedro Sánchez la cabeza del máximo responsable del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tras la destitución del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos por una supuesta pérdida de confianza, tras no haber informado a la cúpula del Gobierno de un informe encargado por una jueza sobre la manifestación feminista del 8M y su incidencia en la propagación del coronavirus.
La destitución de Pérez de los Cobos derivó a las pocas horas en la dimisión del número dos del Instituto Armado, Laurentino Ceña, aplaudida por el secretario general del PP, Teodoro García Egea, durante su interpelación al vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias. «Si Roldán no logró acabar con la Guardia Civil, ustedes tampoco lo harán», aseguró.
El líder de Podemos apreció en estas palabras una llamada la insubordinación del cuerpo. «¿Es consciente de lo que acaba de decir? ¿Está usted llamando a la insubordinación de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado? Está llamando a que incumplan. Sean ustedes prudentes, que nos estamos jugando la democracia», advirtió Iglesias.
«No miente ahora más cuando habla del 8M, ya mentía con informes que llevaron a nueve demócratas catalanes a la cárcel»
Este capítulo también afloró en el careo del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, con el presidente del Gobierno. Pero en este caso para aplaudir la salida de uno de los azotes del secesionismo catalán. «Los informes de la Guardia Civil no son más falsos ahora porque les perjudiquen que lo que lo eran con Alsasua. No miente ahora más cuando habla del 8M, ya mentía con informes que llevaron a nueve demócratas catalanes a la cárcel», afirmó.
El «macabro» pacto con Bildu
La polémica de la Guardia Civil fue una de las últimas en la gestión del Gobierno de la crisis del coronavirus, pero no la única. Casado sacó a colación el pacto alcanzado por las dos fuerzas que sostienen al Ejecutivo con Bildu. El líder del PP consideró como una «paradoja macabra» la justificación del Ejecutivo, que argumenta que se vieron forzados a ello para «salvar vidas» mediante la extensión del estado de alarma, y el «colmo» de todo que culpen al PP, «partido que tiene a 20 asesinados por los compañeros de Bildu». Sánchez respondió con un supuesto acuerdo de hace años entre el senador del PP Javier Maroto y la formación aberzale enmarcado en la política municipal en Vitoria. «Sobre esos pactos puede hablar con su compañero», dijo el jefe del Ejecutivo.
El pacto a tres entre los máximos responsables del PSOE, Podemos y Bildu recogía la derogación «íntegra» de la reforma laboral, una matización que motivó que Ferraz tuviese que rectificar a las pocas horas. «No le queda ningún partido al que engañar ni un solo español al que mentir», lamentó Casado. Sánchez se defendió desde su escaño con «dos verbos: recuperar derechos laborales y reconstruir consensos rotos», señalando la reforma laboral implantada como Rajoy como lesiva para los derechos de los trabajadores.
Sánchez tocando la lira
El líder del PP equiparó al presidente del Gobierno con el emperador Nerón, del que se cuenta que tocaba la lira mientras un gran incendio asolaba Roma. «Lleva dos meses tocando la lira. Prometiendo pan y circo. Prometiendo pan y circo, playa y fútbol», denunció el jefe de la oposición. «No se haga trampas al solitario ni malgaste los impuestos de los españoles en burda propaganda».
Sánchez pasó a la carga. «En esta pandemia, la más grave en el mundo, es que el PP no ha estado con el Gobierno. Usted se opone a cualquier cosa que haga a este Gobierno», le espetó a Casado, al que acusó de haberse dedicado durante «estas diez semanas» a poco más que a competir en «un concurso de posados» y a estar «muy al ladito de la ultraderecha», recurriendo al test del pato: «Si habla como Vox, actúa como Vox y vota como Vox, si no es lo mismo, se parece mucho. Y eso es un problema para la democracia española», criticó. La respuesta llegó por parte de García Egea: «Si actúan como Bildu y pactan con Bildu, son Bildu», razonó el dirigente popular.
La mesa de diálogo, garantizada
Por otra parte, Rufián pidió al presidente del Gobierno que aclarase sus alianzas parlamentarias, tras haberse apoyado el último mes en Ciudadanos para salvar las votaciones del estado de alarma. «Es terriblemente peligroso darle aire a la ultraderecha», advirtió el portavoz independentista.
La pasada semana el Gobierno mantenía abiertas dos vías paralelas de diálogo para armar la mayoría parlamentaria. La que finalmente acabó cuajando, con Cs, y otra con ERC, que a pesar de ser la preferente para Moncloa, acabó encallando tras la exigencia de los independentistas para reactivar con brevedad la llamada mesa de diálogo.
Sánchez garantizó que se volvería a poner en marcha cuando la emergencia sanitaria lo permita. «Lo he dicho en múltiples debates estas semanas, el programa de Gobierno permanece vigente, lo reivindico. Agradezco que su grupo se abstuviera y facilitara la investidura de este Gobierno, y le agradezco también la actitud constructiva que ha tenido su grupo a la hora de dar respuesta a la pandemia». Esquerra votó en las dos últimos debates a la extensión del estado de alarma, pero sí colaboró en la aprobación de otros reales decretos socioeconómicos derivados de esta crisis. «Vamos a mantener los compromisos de investidura, y agradecer su actitud constructiva», finalizó Sánchez, a pesar de que el dirigente secesionista había acusado previamente al Gobierno de «hacer matemáticas en lugar de política».
Tras las preguntas al presidente y al vicepresidente del Gobierno, y un par de cuestiones dirigidas por los secesionistas al ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, sobre un informe de Amnistía Internacional al que se agarraron para pedir la libertad de los jordis, llegó una batería de siete cuestiones contra Marlaska, en la que Vox se sumó a la petición del PP exigiendo su dimisión por «injerencias» en un procedimiento judicial.