La agenda personal del líder de Podemos se convierte en un problema para Sánchez
09 jul 2020 . Actualizado a las 08:57 h.Los problemas judiciales de Pablo Iglesias, sus ataques a la prensa y su descalificación de las instituciones del Estado se han convertido en un serio problema para Pedro Sánchez, que ve como la agenda personal del líder de Podemos prima en las ruedas de prensa que él ofrece, incluida la que este miércoles dio en la Moncloa junto al primer ministro italiano, Giuseppe Conte, tras una cumbre bilateral. El jefe del Ejecutivo fue preguntado por las declaraciones de Iglesias en las que abogaba por «naturalizar» el insulto a los políticos y los periodistas. Y, sin desautorizarlo, eludió respaldarlo. «Este es un Gobierno que defiende la libertad de prensa», señaló Sánchez, añadiendo que él ha tenido «buenas valoraciones» de los medios de comunicación y también, más frecuentemente, «muy negativas», y nunca hizo comentarios sobre ello. «Si no lo hago sobre mí, no lo hago sobre los demás», indicó.
Pero el malestar con Iglesias es mayúsculo en el sector socialista del Gobierno, no solo por sus ataques a los medios de comunicación, sino también por utilizar la sala de prensa de la Moncloa para defenderse de sus problemas judiciales en el caso Dina, por cuestionar a las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil y por exigir una comisión de investigación sobre el rey emérito en un momento crítico para la Corona en el que Sánchez trata de proteger la figura de Felipe VI. Ese malestar fue expresado este miércoles con claridad por la titular de Defensa, Margarita Robles. «No comparto con Pablo Iglesias el que él justifique los insultos», dijo la ministra, que consideró que en una sociedad democrática «los insultos no pueden ser nunca justificables ni en las redes ni en ninguna parte» y añadió que «los medios de comunicación son el oxígeno de la democracia».
Robles lo desautoriza de nuevo
No es la primera vez que Robles desautoriza a Iglesias, porque ya lo hizo cuando habló de «crimen» en las residencias de ancianos de Madrid durante la pandemia del covid-19; cuando habló de un posible golpe de Estado de las fuerzas armadas o cuando le acusó de hablar «con desconocimiento» del gasto en Defensa. Pero no es solo Robles. La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, marcó distancias con Iglesias. Aseguró que el Ejecutivo «respeta a los medios, tanto cuando nos son proclives como cuando no lo son» y señaló que lo afirmado por el líder de Unidas Podemos es solo «su opinión». Y también la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, defendió que la libertad de expresión se ejerza «con respeto hacia las personas», sea cual sea su opinión, porque España es una democracia y por ello se tiene que «garantizar que todo el mundo tiene libertad de expresarse».
El líder de la oposición, Pablo Casado, cargó contra Iglesias. «Usar la sala del Consejo de Ministros para insultar a la oposición ya lo llevo sufriendo dos años, pero usarlo para atacar a la prensa y a la Justicia es algo que la democracia no puede soportar», señaló, indicando que el periodismo es «un contrapeso democrático. Ciudadanos fue más lejos y denunció ante la Comisión Europea, el Defensor del Pueblo y el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno (CTBG) la campaña de «acoso» de Iglesias y su partido contra determinados medios de comunicación.
Pese a estas críticas, el secretario de organización de Podemos, Pablo Echenique, eludió contestar a preguntas sobre las palabras de Iglesias y sobre sus propios ataques en las redes al periodista Vicente Vallés, de Antena 3.