El ex secretario de Estado asegura que la guera sucia contra ETA fue heredada de Gobiernos anteriores
10 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.«No me ha gustado nada el silencio del PSOE cuando han señalado directamente a Felipe González por la comisión de los GAL. Un partido tiene que defender a toda costa ese patrimonio». El ex secretario de Estado de Seguridad en el primer Gobierno socialista, Rafael Vera, arremetió ayer contra el que fue su partido por no responder con contundencia a las acusaciones de Unidas Podemos contra el ex jefe del Ejecutivo socialista, al que la formación de Iglesias quiere llamar a declarar en una comisión de investigación sobre los crímenes del grupo terrorista GAL. En una entrevista en Click Radio, se refirió a su etapa en Interior como los «años difíciles» en los que se «avanzó en la consolidación de la democracia».
«Mirábamos para otro lado»
Vera, condenado a diez años de prisión por el secuestro de Segundo Marey y a otros siete años por malversación de caudales públicos, cargó contra Unidas Podemos, a la que acusó de utilizar el recurso de hablar de las «cloacas» con «fines políticos» y para «tapar sus propias vergüenzas». Desligó a González de la guerra sucia contra ETA e insistió en que fue un problema heredado de Gobiernos anteriores. «Algunos sabían que los responsables políticos mirábamos para otro lado, se sentían liberados. La culpa al final era de los políticos por activa o por pasiva», indicó. El ex responsable de Seguridad aseguró además que al dejar su puesto en Interior fue llamado a un encuentro en la sede del PP, en el que rechazó convertirse en «informador» para atacar al Ejecutivo socialista.
Vera defendió también el papel de Juan Carlos I durante la Transición, «al margen de lo que estamos conociendo ahora». Respecto a los GAL, sostuvo que el entonces monarca en sus despachos «escuchaba y no comentaba mucho», interesado sobre todo por el apoyo de Francia para combatir a ETA. Por último, aseguró que desde Interior autorizó pagos con fondos reservados para «gastos que no eran ordinarios» para la Casa Real, que cifró en cuatro o cinco millones de pesetas al mes, al igual que ocurría con partidas similares en la Moncloa o para jueces como Baltasar Garzón. «Los recibos siguen existiendo», concluyó.