La viuda negra de Patraix niega que ordenase a su examante matar a su marido: «Solo lo encubrí»
ESPAÑA
«Ella me lo pidió», dice en cambio Salvador Rodríguez, que reconoce el crimen
27 oct 2020 . Actualizado a las 20:56 h.Jornada clave en el juicio en el que se dirime el asesinato del ingeniero Antonio Navarro el 16 de agosto del 2017 en un garaje del barrio valenciano de Patraix. María Jesús Moreno, Maje, y Salvador Rodríguez, su examante, ofrecían a los nueve miembros del jurado su versión sobre los hechos. Varias conclusiones, Salva, como lo conocían, reconoció ser el autor de las seis puñaladas que acabaron con la vida de Navarro. Y lo hizo porque «ella me lo pidió». María Jesús Moreno, Maje, niega que convenciese a su examante para acabar con la vida de su esposo. «Solo lo encubrí», señaló.
Tanto Maje como Salva, ambos compañeros de trabajo en un hospital valenciano, pudieron defenderse en el juicio que se sigue contra ellos por el crimen del marido de ella, por el que la Fiscalía pide 22 años de cárcel para la acusada y otros 18 años para él.
Sus versiones fueron contradictorias. Mientras Salva, el primero en declarar, confesó el crimen pero explicó que fue Maje la que le pidió que lo hiciera, ella lo negó. «Jamás, nunca hablamos de eso. Solo de problemas en mi matrimonio, pero nunca le he pedido eso. Imposible», mantuvo como hilo argumental a lo largo de todo el interrogatorio.
Maje detalló que conoció a Salvador en el trabajo, donde mantuvieron «una relación de buen rollo que acabó convirtiéndose en amistad» y también en «relación sentimental». Le contaba sus «discusiones», «el día a día», por lo que se consideraban «compañeros de vida». «Enamorada lo que es estar enamorada, no», pero «lo he querido y respetado», incidió la viuda respecto a la relación con su examante. «Yo era una chica inestable sentimentalmente, con muchas montañas rusas, y él lo sabía».
Según la procesada, Salva ya tenía las llaves del garaje de la calle Calamocha, del coche de Maje y de su casa, al menos desde antes de marzo del 2017, porque quedaban para comer allí, sabía los horarios de su marido y, por tanto, cuando no estaba Antonio. «Teníamos una amistad muy intensa y subía a mi casa cuando él quería», aseguró. «Compartía todo con él, lo sabíamos todo el uno del otro», insistió la acusada durante el juicio. «¿Compartían todo menos el crimen?», le interpeló el fiscal. «Sí, menos el crimen», respondió Maje «Y no lo denuncié porque quería pasar página, tenía que olvidar esto».
El día del asesinato Maje fue por la mañana se fue a trabajar a una residencia de monjas de Torrent. Salva le mandó un mensaje para verse porque tenía algo que contarle. «Me comentó que Antonio había hablado mal de mí y que él le contestó que no me merecía esto y le dio un mal golpe». «No me lo creía viniendo de él», aseveró. Y no fue a la policía porque «se acobardó». Concluyó afirmando que no tuvo nada que ver con el crimen, «solo lo encubrí».
«Me dijo que no fallara»
Salvador Rodríguez, el celador del hospital de Manises ofreció una versión muy diferente. «Ella me pidió que lo matara (...) Me dijo que no fallara», afirmó ante el jurado. Luego reconoció dos veces a preguntas del fiscal que mató a Antonio Navarro y lo hizo de acuerdo con Maje y contando con su participación. «Ella me dijo que el garaje era buena opción, que en verano no había mucha gente y le dije que de acuerdo». Tras un intento fallido concertaron una segunda fecha. «Fue todo muy rápido, no me acuerdo, llevo estos últimos años intentando olvidarlo». La razón del crimen: «Estaba muy enamorado y continuamente me decía los maltratos psicológicos que sufría. Temía por su vida. No sé por qué acepté», reconoció.